Nuevos datos sobre el efecto del exceso de tiempo frente a la pantalla
Se calcula que, en todo el mundo, una persona pasa de media casi siete horas al día mirando una pantalla. Ya sea un ordenador, un teléfono o un lector de libros electrónicos, el tiempo que se pasa frente a una pantalla sigue aumentando: ¡hasta 50 minutos al día desde 2013! «El tiempo que se pasa utilizando dispositivos multimedia con pantallas es una práctica ubicua en la vida cotidiana de la mayoría de los menores y adultos de todas las sociedades del mundo», afirma Anders Grøntved, catedrático de Ciencias de la Salud en la Universidad del Sur de Dinamarca. «Sin embargo, ¿qué efecto tiene, si es que tiene alguno, este exceso de tiempo frente a la pantalla en nuestra salud y bienestar generales?» Con el apoyo del proyecto SCREENS, financiado con fondos europeos, Grøntved decidió averiguarlo.
Una metodología diferente
El objetivo del equipo del proyecto era comprender mejor los posibles efectos causales del uso de pantallas digitales en la salud y el comportamiento de menores y adultos. «La mayoría de los estudios en este campo han sido de observación o se han llevado a cabo en entornos de investigación basados en laboratorios artificiales, lo cual significa que sus pruebas de una relación causal entre el tiempo que se pasa frente a una pantalla digital y la salud han sido poco sólidas, en el mejor de los casos», explica Grøntved. Por este motivo, el equipo del proyecto SCREENS, que recibió el apoyo del Consejo Europeo de Investigación, decidió adoptar un planteamiento diferente y diseñar una nueva plataforma de investigación para evaluar de forma metodológica y objetiva el uso de pantallas digitales. Mediante diversas aplicaciones informáticas desarrolladas para una serie de dispositivos y un nuevo cuestionario normalizado y autodeclarado por los progenitores, la plataforma permitió a los investigadores medir el uso de pantallas digitales por parte de los participantes a largo plazo y en contextos de convivencia autónomos. «Hasta donde sabemos, ésta es la primera plataforma de herramientas de evaluación diseñada para la investigación que no solo evalúa de forma exhaustiva los hábitos de los menores frente a los dispositivos con pantalla y su entorno familiar, sino que también ayuda a identificar posibles objetivos para realizar una intervención eficaz», añade Grøntved.
Resultados preocupantes y sorprendentes
Mediante esta plataforma de evaluación, los investigadores realizaron un estudio de prueba en el que participaron 345 personas de 89 familias. Y lo que descubrieron fue preocupante y sorprendente. Por ejemplo, los investigadores observaron que limitar el uso de las pantallas digitales durante el tiempo de ocio en las familias con menores se traduce en un aumento sustancial de la cantidad de tiempo que los menores permanecen activos. Sin embargo, no existen pruebas que demuestren que limitar el uso digital de los adultos repercuta en sus patrones habituales de actividad. «Quizás sea sorprendente que no encontráramos pruebas de que limitar el uso de pantallas afectara a la duración o la calidad del sueño de los menores. No obstante, limitar el uso de pantallas digitales durante el tiempo de ocio de un adulto tiene un efecto positivo en la duración del sueño, además de mejorar el bienestar mental general y el estado de ánimo», afirma Grøntved. Otro hallazgo importante es que los hijos e hijas de progenitores con menor nivel educativo y los que viven con un solo progenitor tienen una prevalencia sustancialmente mayor en el uso problemático de pantallas. Además, los investigadores observaron que los hábitos de los progenitores respecto a los dispositivos con pantalla, sus actitudes hacia el uso de las mismas y las normas de uso de los dispositivos con pantalla en el hogar estaban estrechamente relacionados con el uso recreativo de las pantallas por parte de sus hijas e hijos. «También observamos que la adicción de los progenitores a los teléfonos inteligentes, un indicador del uso excesivo de estos dispositivos, se asociaba sistemáticamente con más problemas de conducta externos e internos y con dificultades generales en el comportamiento de sus hijas e hijos», señala Grøntved.
Más trabajo por hacer
El equipo del proyecto SCREENS no solo ha conseguido arrojar más luz sobre una cuestión de salud pública actual, sino que lo ha hecho con una precisión metodológica. Aunque el proyecto en sí está terminado, el trabajo dista mucho de haber acabado. «Actualmente trabajamos con otros datos del estudio de prueba para investigar en qué medida los problemas conductuales y emocionales de los menores, la cohesión familiar y el tiempo que pasan juntos en familia se ven afectados por la limitación del uso de las pantallas», concluye Grøntved.
Palabras clave
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