¿Cómo saltan las enfermedades la barrera interespecífica?
Algunas de las enfermedades más mortíferas a las que nos enfrentamos como, por ejemplo, la infección por el VIH, el síndrome respiratorio agudo grave, la fiebre hemorrágica del Ébola, la fiebre de Zika y la COVID-19, son provocadas por virus que saltan de una especie a otra. Estas enfermedades, conocidas como «zoonosis», parecen surgir con bastante frecuencia, tal como indica la creciente lista de brotes. Pero ¿cómo es posible que las enfermedades salten la barrera interespecífica? ¿Y por qué no sucede siempre? «En primer lugar, tiene que existir proximidad —explica Ruiz-López, ecóloga molecular de la Estación Biológica de Doñana (España)—. Después, los niveles del virus deben ser lo bastante elevados como para transmitirse al otro animal o a la persona», agrega. Si se cumplen estos dos pasos, el virus necesita las herramientas adecuadas para secuestrar las células hospedadoras y replicarse. Las partículas víricas tienen que poder unirse a los receptores en el siguiente hospedador «como la llave de una puerta», comenta Ruiz-López. Para completar el salto, el hospedador humano tiene que producir suficientes partículas víricas para transmitir la enfermedad a otro ser humano. «El virus tiene que ser eficaz y muy transmisible para poder causar un brote masivo como la COVID-19», apunta Ruiz-López. Pero la nueva enfermedad no debe ser demasiado mortal en los seres humanos, o matará al hospedador antes de que pueda producir suficientes virus para transmitir la enfermedad. La necesidad de que todos estos factores confluyan es el motivo por el cual las pandemias no ocurren con más frecuencia.
La globalización y la propagación de enfermedades nuevas
«Los saltos de virus de una especia a otra no son tan raros», comenta Ruiz-López. «Pero deben satisfacer determinadas condiciones que permitan a los virus replicarse, vivir y transmitirse en la nueva especie hospedadora. Y esa es la parte más difícil», explica. Con todo, los factores humanos aumentan el riesgo de futuros brotes de zoonosis. Las cadenas de suministro mundiales, la fragmentación de los hábitats y la degradación de los bosques, los cambios del uso del suelo y el cambio climático aumentan los riesgos de que las zoonosis se propaguen a las poblaciones humanas. En el proyecto TransWNV, que contó con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie, Ruiz-López investigó el virus del Nilo Occidental, que se ha propagado por gran parte de Europa en los últimos años. Este patógeno está presente de forma natural en las aves, pero puede transmitirse a otros animales, como los caballos, a menudo a través de las picaduras de mosquitos. Ruiz-López descubrió que tanto las codornices como las tórtolas europeas eran portadoras asintomáticas de la encefalitis del Nilo Occidental, mientras que los gorriones tenían más probabilidades de morir a causa de ella. Esta investigación contribuye a la vigilancia de futuros brotes. «Si se conoce la ecología del virus que se transmite, se puede actuar para prevenir la próxima pandemia», comenta la experta. El objetivo de TransWNV era comprender los factores ambientales que favorecen la transmisión del virus del Nilo Occidental a fin de predecir dónde podría propagarse a continuación. Ruiz-López agrega que hay otro factor humano muy concreto que ayuda a la propagación de las zoonosis, y que puede ser difícil de detener: nuestra pasión por viajar. «Nos movemos mucho», comenta Ruiz-López. «De hecho, un montón». Haga clic aquí para obtener más información sobre la investigación de Ruiz-López: Las tórtolas pueden llevar malas noticias para los gorriones... y para los seres humanos
Palabras clave
TransWNV, virus del Nilo Occidental, patógeno, enfermedad, zoonosis, COVID-19, VIH, animales, cambio climático