¿Cómo reaccionarán los bosques a la sequía? La respuesta no está clara
Los modelos de la superficie terrestre (LSM, por sus siglas en inglés), analizan el intercambio de carbono, agua y energía entre la superficie de la Tierra y la atmósfera, y son un pilar de los modelos climáticos. Sin embargo, también son simplistas y dependen de valores constantes para estimar la cantidad de agua que transpira de los bosques.
Efectos de la sequía
El proyecto M-TRAIT, financiado con fondos europeos, se propuso mejorar la calidad y la potencia predictiva de los LSM. «Este tipo de modelo está muy calibrado para las condiciones actuales, por lo que no es creíble fuera del clima actual», explica Aude Valade, investigadora del proyecto M-TRAIT. «Se espera que el cambio climático provoque las sequías más frecuentes e intensas, por lo que es importante poder modelar los bosques con estas nuevas condiciones», añade. Los LSM utilizan un gran número de parámetros, algunos de los cuales están relacionados con la fisiología de la cubierta vegetal. Sin embargo, las plantas pueden adaptar su conducta en respuesta a un clima cambiante. «Habitualmente, la calibración se establece con las condiciones climáticas presentes y se perfecciona para que el modelo coincida con las observaciones», señala Valade. «El problema es que el clima que esperamos en el futuro no es algo que exista actualmente». A fin de mejorar el LSM, fue necesario incluir datos más precisos sobre la respuesta fisiológica de los árboles al cambio climático. Se incluyeron parámetros como el p50 y el margen de seguridad hidrológica, dos medidas de cuánto estrés hídrico puede soportar un árbol.
Modelo mejorado
«Queremos saber cómo reaccionarán los bosques a la sequía, por lo que necesitamos conocer cómo cambiará la conducta de un árbol individual», añade Valade. Al comprender cómo cambiaba cada rasgo debido al estrés de la sequía, los investigadores pudieron predecir el cambio de la conducta general del bosque. Para hallar estos datos, Valade y sus compañeros recurrieron a los datos publicados sobre los rasgos medidos en todo el mundo, así como a las parcelas forestales de toda Cataluña inventariadas por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF, por sus siglas en catalán). Se recogieron más de cuatro mil quinientos puntos de datos de veinticuatro rasgos diferentes para determinar la plasticidad de la conducta de los árboles. Los resultados se están analizando aún, pero Valade afirma que las primeras pruebas reflejan que los modelos son más sólidos. «Actualmente utilizamos un solo valor p50 por especie de árbol para toda Europa. En su lugar, yo asigné un valor a cada parcela, de modo que se tuviera en cuenta el efecto de las condiciones climáticas», afirma. «Ya veía que el valor medido era muy diferente del precalibrado. Era evidente que el modelo era mejor».
Un juego de mesa
La investigación se ha llevado a cabo con el apoyo del programa de Acciones Marie Skłodowska-Curie. «Este trabajo no habría sido posible sin esa financiación», explica Valade. «Me dio la posibilidad de incorporarme a un grupo grande, sumar mi objetivo al de las actividades en curso y dedicar tiempo a explorar la conducta del modelo». El apoyo también dio a Valade la libertad de explorar los esfuerzos de difusión, como el desarrollo de un juego de mesa para presentar conceptos climáticos, tales como la mitigación y la adaptación, a estudiantes de secundaria y universitarios. «Se tradujo al catalán y al castellano y ahora se utiliza en las escuelas españolas», señala Valade. Una vez terminado su proyecto, Valade se incorporó al Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD, por sus siglas en francés) en Montpellier (Francia) para aplicar su investigación a los bosques tropicales.
Palabras clave
M-TRAIT, árbol, modelo, agua, bosque, sequía, p50, Cataluña, planta
