Cómo utilizar robots para abordar futuras crisis sanitarias mundiales como la COVID-19
Durante los últimos años, se han introducido robots en una serie de espacios públicos, tales como centros comerciales, museos, hospitales y residencias de ancianos. Además de realizar interacciones físicas como la navegación y coger y manipular objetos, este tipo de robots ejecutan tareas sociales como comunicarse con personas. Sin embargo, estos robots suelen carecer de la capacidad de interactuar con varias personas en diferentes contextos sociales. Ese es el objetivo del proyecto SPRING, financiado con fondos europeos, que pretende abordar este desafío mediante la creación de robots sociales asistenciales que realizan interacciones multipersonales y diálogo de dominio abierto. En una noticia de la Universidad Heriot-Watt, socia del proyecto, se señala: «El proyecto se centrará en el apoyo a pacientes de edad avanzada mediante el acoplamiento cuidadoso de los hallazgos científicos y los desarrollos tecnológicos enfocados al usuario para introducir los robots sociales en la asistencia sanitaria gerontológica». Los socios del proyecto sostienen que las tecnologías actuales relativas a las interacciones humano-robot tienen ciertas limitaciones ya que el «hardware» y el «software» de apoyo suelen estar diseñados para aplicaciones reactivas monousuario. Estas generan conversaciones individuales en las que los robots necesitan recibir comandos o preguntas basadas en un conjunto limitado de acciones cifradas. El proyecto SPRING es diferente de dichas plataformas porque se centra en el desarrollo de robots que pueden moverse, ver, escuchar y comunicarse en espacios poblados complejos y no estructurados. En la misma noticia, el profesor Oliver Lemon, de la Universidad Heriot-Watt, declara: «La investigación muestra que el uso cuidadoso de robots en entornos grupales puede tener efectos positivos en la salud, como la reducción de la tensión y la soledad, y la mejora en el estado de ánimo y la sociabilidad». Y añade: «Los profesionales sanitarios han apoyado el uso de robots durante las fases no médicas hospitalarias porque los robots sociales pueden ayudar a explicar conceptos complejos a pacientes que tengan unos conocimientos médicos limitados».
Gestión de pandemias como la COVID-19
Según la noticia, gracias a la tecnología que está siendo desarrollada en el marco del proyecto, los robots sociales «entenderán a diversos individuos y situaciones grupales y tomarán las decisiones adecuadas como la identificación de pacientes que han estado esperando solos por mucho tiempo o que pueden estar nerviosos. En última instancia, los robots sociales interactuarán en conversaciones cara a cara con los pacientes, sus familiares, el personal y grupos de personas completos». El profesor Lemon destaca la naturaleza «sin contacto y sin el uso de las manos» de la tecnología de SPRING que «tendrá una gran demanda en el futuro ya que reduce el riesgo y la propagación de infecciones». Esto es fundamental porque, aunque el proyecto fue inicialmente puesto en marcha para ayudar a personas de edad avanzada, podría ser beneficioso algún día para la gestión de brotes como el de la pandemia de COVID-19. «No es algo que hayamos considerado al diseñar el proyecto. Pero resulta que es muy importante para lo que está sucediendo en la actualidad», comenta el Prof. Lemon a la BBC. El proyecto SPRING (Socially Pertinent Robots in Gerontological Healthcare) estará en marcha hasta diciembre de 2023. Desarrollará métodos y algoritmos para inteligencia artificial conversacional, visión artificial, procesamiento de audio, aprendizaje automático e interacción humano-robot, junto con el análisis del comportamiento humano y el control sensomotriz de robots. Los socios del proyecto validarán su tecnología en un hospital de día para personas mayores y evaluarán la aceptación por parte de los pacientes y el personal sanitario. Para más información, consulte: Proyecto SPRING
Palabras clave
SPRING, coronavirus, COVID-19, robot, interacción humano-robot, robot social