De los alimentos y las bebidas fermentadas a la cosmética: descubrir el mundo de las levaduras
¿Qué papel podría haber desempeñado un insecto alado curioso en la producción de quesos no pasteurizados como el Comté francés y las bebidas de leche fermentada como el kéfir? Nuevas investigaciones revelan que una antigua mosca de la fruta, una pizca de suerte y el cruce entre dos tipos de microorganismos pudieron permitir a los primeros granjeros domesticar las levaduras y producir productos lácteos fermentados hace unos 6 000 años. La investigación muestra que el ancestro del «Kluyveromyces lactis» (levadura láctea), que se encuentra en quesos artesanos y productos lácteos fermentados, puede haberse formado a partir de una mosca de la fruta del género «Drosophila» miles de años. La levadura adquirió genes para la descomposición de la lactosa procedentes de su primo, «K. marxianus», y, a continuación, los humanos la seleccionaron para la fermentación, según un estudio respaldado por los proyectos CHASSY, CODEKILLER, ELOXY y YEASTCELL, financiados con fondos europeos. Los descubrimientos se publicaron recientemente en la revista «Current Biology».
Domesticación
En una nota de prensa del University College de Cork (UCC), el doctor John Morrissey, coautor del estudio, afirma: «Podemos especular que una mosca de la fruta que llevaba un ancestro del "K. lactis" aterrizó sobre leche y encontró una levadura emparentada remotamente que ya crecía en la leche. Las dos levaduras se cruzaron y, en el proceso, el ancestro del"K. lactis" adquirió los genes de su compañero para poder utilizar la lactosa». El doctor Morrissey, que coordinó los proyectos CHASSY y YEASTCELL, añade: «Después, pudo desarrollarse en la leche y dar lugar a un producto fermentado que gustó a los primeros humanos. Así que conservaron una parte de la leche fermentada y la utilizaron para iniciar otro lote, y así sucesivamente. Esta es la historia de cómo los humanos domesticaron una levadura de un insecto». La misma nota de prensa del UCC señala: «Esta investigación es importante porque muestra que los primeros granjeros humanos domesticaron microbios, a la vez que animales, hace 10 000 años. Ilustra cómo los humanos influyeron en la evolución al seleccionar microbios con características beneficiosas». El doctor Morrissey destaca el estudio en la edición británica de «The Conversation». «¿Quién se hubiese imaginado que una cadena de acontecimientos tan aleatoria daría lugar a tantas de las grandes delicias culinarias del mundo?». El proyecto CHASSY (Model-Based Construction And Optimisation Of Versatile Chassis Yeast Strains For Production Of Valuable Lipid And Aromatic Compounds), que financió el estudio, terminará a finales de 2020. Se centra en el uso de levaduras como fabricantes celulares para obtener compuestos de alto valor útiles para los sectores de la cosmética, los nutracéuticos y la biotecnología blanca o industrial. El proyecto YEASTCELL (Yeast Cell Factories: Training Researchers to Apply Modern Post-Genomic Methods In Yeast Biotechnology), que también contribuyó al estudio, terminó en 2017. Además, los investigadores que realizaron el estudio contaron con el apoyo de dos proyectos en curso financiados con fondos europeos: CODEKILLER (Killer plasmids as drivers of genetic code changes during yeast evolution) y ELOXY (Eliminating Oxygen Requirements in Yeasts). Todos estos proyectos son esenciales para profundizar en la investigación sobre las levaduras, que tienen una amplia gama de aplicaciones que abarcan los sectores agrícola, farmacéutico y sanitario, medioambiental y biotecnológico. Para obtener más información, consulte: Sitio web del proyecto CHASSY Proyecto CODEKILLER Proyecto ELOXY Proyecto YEASTCELL
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