El verdadero coste de los hábitos saludables
Todos hemos oído hablar de los beneficios de los ácidos grasos omega 3 y de los antioxidantes. Los primeros nos ayudan a luchar contra la depresión y la ansiedad, los accidentes cardiovasculares, el deterioro mental, las enfermedades autoinmunitarias, el asma, el síndrome metabólico y, posiblemente, incluso el cáncer. Los segundos son igual de beneficiosos: nos protegen contra los daños de los radicales libres, mantienen nuestro corazón en forma, reducen el riesgo de infección y contribuyen a prevenir el cáncer. ¿Y si una única plataforma de producción nos pudiese proporcionar estas sustancias de forma sostenible y a una fracción del coste? Ese es el objetivo del proyecto ASTAOMEGA (Implementation of a sustainable and competitive system to simultaneously produce astaxanthin and omega-3 fatty acids in microalgae for aquaculture and human nutrition), que contó con apoyo del Consejo Europeo de Investigación (CEI). «La principal innovación del sistema de ASTAOMEGA es el uso de especies de algas marinas (“Nannochloropsis gaditana”), que acumulan altos niveles de ácido eicosapentaenoico (EPA), un ácido graso omega 3, para producir asimismo el antioxidante astaxantina», explica Matteo Ballottari, profesor universitario y especialista en fisiología vegetal de la Universidad de Verona. Esta producción combinada además de ser única supera problemas que llevan años afectando a los métodos de producción independiente actuales. Tengamos en cuenta la astaxantina: se trata de uno de los suplementos antioxidantes más demandados en la actualidad, pero es muy caro. La molécula se puede producir mediante diversas especies de microalgas que se pueden cultivar en entornos industriales y artificiales con un coste superior a los 2 000 euros por kilo. Existe un equivalente sintético que cuesta alrededor de la mitad, pero genera cierta preocupación, ya que se produce a partir de fuentes petroquímicas, lo cual genera dudas en relación con su toxicidad y sostenibilidad. Por otro lado, las perspectivas de mercado para el omega 3 se ven afectadas por los métodos de producción. A pesar de que el omega 3 está presente principalmente en microalgas, los productores se han centrado en los aceites de pescado y eufausiáceos por su menor coste. Así, es muy poco probable que el sector pueda hacer frente a la creciente demanda. Tal como señala Ballottari: «Es uno de los factores, pero también está la sobrepesca, el agotamiento de los recursos pesqueros y la contaminación por metales pesados. Ya se estudió anteriormente la posibilidad de producir omega 3 directamente a partir de microalgas, pero el coste era demasiado elevado. Cabe destacar asimismo que muchas de las soluciones biotecnológicas propuestas para aumentar la acumulación de ácidos grasos y lípidos en las microalgas conllevan un incremento del contenido de triglicéridos (TAG), así como una disminución de la cantidad de ácidos grasos omega 3». ASTAOMEGA supera estos problemas con un proceso económicamente sostenible para producir astaxantina natural. Este proceso se basa en los hallazgos del proyecto SOLENALGAE, que investigó los mecanismos moleculares subyacentes a la actividad fotosintética de las microalgas. Tras cinco años de investigación, el proyecto logró mejorar su eficiencia fotosintética. Ahora, ASTAOMEGA va un paso más allá y estudia estrategias para mejorar la tasa de producción de microalgas. El equipo investigó, en particular, cómo limitan o mejoran la productividad de las microalgas los mecanismos fotoprotectores, seleccionaron una cepa de la «Nannochloropsis gaditana» con una elevada productividad de biomasa y la emplearon como base para producir tanto astaxantina como EPA. «Hemos sido capaces de comprobar la productividad a diferentes escalas: comenzamos con pequeños fotobiorreactores en laboratorio (100 ml) y después ampliamos la escala hasta los 60 litros en sistemas industriales. Ahora tenemos previsto llegar a los 300 o 1 000 litros», comenta Ballottari. Al aprovechar el potencial de mercado de la astaxantina, el equipo confía en que su método soportará el coste de producción, más elevado, del EPA. «Hacia el final del proyecto, en febrero de 2020, concluiremos todos los procedimientos para proteger nuestra propiedad intelectual y prepararemos un plan de negocio. Mientras tanto, seguiremos investigando nuevas soluciones para mejorar el rendimiento y la sostenibilidad», concluye Ballottari.
Palabras clave
ASTAOMEGA, omega 3, antioxidantes, ácido graso, salud, algas
