Un nuevo estudio destaca el papel de las esponjas de mar en la lucha contra el cambio climático
Las emisiones de CO2 no solo afectan a nuestra atmósfera. Según algunas estimaciones, los océanos absorben más de un tercio del CO2 (uno de los principales gases de efecto invernadero). El silicio, que es el segundo elemento más abundante en la corteza terrestre después del oxígeno y está presente en sedimentos, minerales y rocas de los océanos, también se encuentra disuelto en el agua del mar. La sílice forma la estructura esquelética de varios tipos de plancton acuático, que incluye a muchas diatomeas, unas algas fotosintéticas que se encuentran en ecosistemas marinos y de agua dulce. El silicio disuelto es necesario para el crecimiento de muchas especies de diatomeas, que se encuentran entre los organismos clave en la eliminación del CO2 de la atmósfera de la Tierra. Con el apoyo parcial del proyecto SponGES, financiado con fondos europeos, un equipo de científicos ha demostrado que la mayor parte del silicio de los océanos procede de las esponjas marinas y no solo de las diatomeas, como se pensaba antes. Los descubrimientos se publicaron en la revista «Nature Geoscience». Durante la fotosíntesis, las diatomeas convierten el CO2 en carbono orgánico y, al hacerlo, generan oxígeno. Cuando mueren, las diatomeas se hunden hasta el fondo marino, llevándose el carbono de las aguas superficiales y inmovilizándolo en los sedimentos oceánicos. El hundimiento del carbono y la sílice desde la superficie de los océanos mantiene a este gas atmosférico de efecto invernadero a raya. La sílice disuelta se recicla y acaba por volver a la zona iluminada por el sol (eufótica) para ser usada de nuevo. La rapidez con la que se produce este ciclo y la cantidad de sílice que se proporciona para el crecimiento de las diatomeas tendrá implicaciones en el calentamiento o enfriamiento de nuestro clima. Según se informa en una nota de prensa en el sitio web del proyecto: «Dado que los glaciares y los casquetes polares siguen descongelándose, es necesario descubrir si, además del enterramiento de los esqueletos de diatomeas, en el océano se producen otros sumideros biológicos de silicio disuelto. En concreto, se descubrió que las esponjas son responsables del enterramiento de alrededor de cuarenta y ocho millones de toneladas de silicio cada año, debido a las partes microscópicas que conforman su esqueleto de silicio. Este hallazgo aumenta aproximadamente en un 28 % la magnitud del sumidero de silicio biológico en el océano, que se había calculado con anterioridad considerando solo los esqueletos de las diatomeas».
Sílice oscura
Además, los científicos han establecido el concepto de la sílice oscura. Según se explica en la nota de prensa, esto se refiere a «esqueletos de sílice producidos en desconexión con la fotosíntesis y el consumo de CO2, a menudo en entornos marinos que carecen de luz solar, donde las diatomeas no pueden sobrevivir. Por ello, la cuantificación de la sílice oscura que se proporciona en este estudio no solo apoya que las entradas y salidas en el ciclo marino del silicio están en equilibrio, sino que también introduce la idea, que deberá ser investigada, de que las conexiones funcionales entre los ciclos del carbono y del silicio en el océano no son tan sencillas como se pensaba». Según se señala en CORDIS, el proyecto en curso SponGES (Deep-sea Sponge Grounds Ecosystems of the North Atlantic: an integrated approach towards their preservation and sustainable exploitation), que contribuyó al estudio, «mejorará las capacidades de predicción cuantificando las amenazas relacionadas con la pesca, el cambio climático y las perturbaciones locales». Los socios del proyecto también esperan «liberar más el potencial de las agregaciones de esponjas para la biotecnología azul, especialmente en lo que se refiere al descubrimiento de fármacos y la ingeniería tisular». Para obtener más información, consulte: Sitio web del proyecto SponGES
Países
Noruega