La bioinnovación impulsa la bioeconomía europea
La innovación biológica también ofrece un paradigma adicional a la bioeconomía al ir más allá del procesamiento de la biomasa y controlar los procesos y principios biológicos de la naturaleza. La ciencia trabaja ya para superar las limitaciones actuales de las tecnologías biológicas y desentrañar los mecanismos y procesos genéticos y moleculares de tal modo que sea posible aprender de la naturaleza y crear nuevos procesos industriales o mejorar los existentes. Los progresos en biología y biotecnología se están aprovechando para desarrollar productos y procesos que tengan aplicaciones con un gran valor comercial añadido. Entre ellos se encuentran compuestos bioactivos para la salud, la cosmética y el aseo personal; componentes de la dieta como prebióticos, saborizantes e ingredientes nutritivos; biopolímeros, fragancias; compuestos, agroquímicos y recubrimientos respetuosos con el medio ambiente. El valor de la bioeconomía europea se calcula en 2,2 billones de euros y da empleo a 18,6 millones de personas en todo el bloque.
La naturaleza ofrece soluciones: los procesos científicos marcan el norte
Este Results Pack de CORDIS pone de relieve dieciséis proyectos financiados con fondos europeos, cuatro de los cuales se desarrollan en el marco de la Empresa Común para las Bioindustrias (EC BBI), una asociación público-privada de la Unión Europea y el Consorcio de Bioindustrias (BIC). Estos proyectos contemplan el empleo de procesos y principios biológicos innovadores, derivados de organismos terrestres y acuáticos, en el desarrollo de aplicaciones de alto valor. Iniciativas como BIOOX por ejemplo, han desarrollado enzimas biológicas destinadas a la producción a escala industrial de sustancias químicas, biopolímeros, perfumes y otros productos de consumo en biorreactores. NewFert empleó residuos biológicos para producir fertilizantes ecológicos nuevos. OPTIBIOCAT escudriñó los genomas de hongos y bacterias para dar con biocatalizadores adecuados para su empleo en la industria de los cosméticos. SmartLi desarrolló tecnologías que se sirven de ligninas como materia prima para crear biomateriales. SUSY redujo los costes de distintos procesos biotecnológicos en los que se emplee la glicosilación aprovechando una propiedad singular de enzimas modificadoras de azúcares y que tiene aplicación en las industrias alimentaria, química, farmacéutica y de aseo personal. PROVIDES utilizó disolventes naturales para mejorar la eficiencia energética de la industria de la pasta de papel. PUFACHAIN ideó un procedimiento completo basado en microalgas como fuente sostenible de ácidos grasos poliinsaturados purificados con aplicaciones farmacéuticas y nutricionales de alto valor. BISIGODOS produjo sustancias químicas, aminoácidos, y biorresinas derivados de algas con aplicaciones en recubrimientos, impresión, alimentos, productos para el pelo y pegamentos. BIOWAYS difundió información sobre productos y aplicaciones de productos biológicos. El proyecto DISCO creó un proceso genérico, que abarca el ciclo de los compuestos bioactivos desde su descubrimiento hasta su valoración industrial, mediante el empleo de tecnologías punta y que da lugar a biofuentes sostenibles de productos derivados de vegetales de alto valor. TriForC también creó un proceso con el que identificar y aprovechar triterpenos vegetales con aplicaciones potenciales en el diseño de fármacos y la agricultura como bioplaguicidas. El proyecto PROMYS desarrolló plataformas sintéticas biológicas en forma de fábricas de células optimizadas con aplicaciones de fermentación, industriales y farmacéuticas. Por último, BYEFOULING creó recubrimientos antiincrustaciones inspirados en la naturaleza, respetuosos con el medio ambiente y de alto rendimiento para su empleo en embarcaciones e infraestructuras marinas.