Tecnología de simulación de materiales para impulsar la industria aeronáutica de la UE
Una predicción exacta del comportamiento mecánico de las estructuras aeronáuticas hechas de materiales compuestos al sufrir un impacto podría reducir la necesidad de realizar pruebas físicas, abaratar los costes del sector y, a la larga, salvar vidas gracias a un mejor diseño de las aeronaves. Ese es el propósito del proyecto financiado con fondos europeos CRASHING, que aspira a desarrollar nuevos métodos de prueba de materiales mediante una simulación informática a multiescala. Los materiales compuestos -o composites, fruto de unir dos o más sustancias que, combinadas, dan lugar a un material dotado de características nuevas- se usan con profusión en los elementos estructurales principales en el diseño de aviones. Sin embargo, antes de que se puedan utilizar tales materiales, es imprescindible comprender a fondo sus propiedades mecánicas. La correspondiente fase de I+D puede ser lenta y alcanzar costes prohibitivos. CRASHING, de dos años de duración, pretende ofrecer una solución partiendo de los progresos logrados recientemente en la modelización a multiescala, que puede resolver problemas físicos que se producen a distintos niveles y aplicarse a diferentes materiales. Por ello resulta ideal para los intereses de la industria aeronáutica. CRASHING se centra en los materiales compuestos que se utilizan actualmente en el diseño aeronáutico, pero sin perder de vista materiales innovadores que podrían aplicarse en un futuro. Este enfoque a multiescala se empleará en la industria aeronáutica para estudiar el comportamiento de materiales a distintos niveles, desde el molecular hasta la interacción entre sus componentes. Seguidamente, se desarrollarán modelos informáticos para efectuar simulaciones exactas de cuanto acontece en un aterrizaje de emergencia, cuando colisiona hielo contra un avión o este recibe otros impactos de extrema intensidad. En último término, se espera que CRASHING propicie una reducción considerable del número de pruebas físicas necesarias para obtener la certificación de una aeronave y también que acorte el plazo necesario para el desarrollo de nuevos componentes estructurales. A su vez, todo ello redundará positivamente en la economía de Europa; la industria aeroespacial es un sector clave de alta tecnología para la UE, pues emplea a cientos de miles de personas y genera un volumen de negocio de miles de millones de euros. De hecho, la UE registra un superávit comercial en el sector de los productos aeroespaciales, que exporta a todo el mundo. Así pues, es prioritario garantizar la competitividad de Europa en este campo. El proyecto CRASHING, financiado a través de la Iniciativa Tecnológica Conjunta Clean Sky dentro del Séptimo Programa Marco de la UE, está dirigido y coordinado por el Instituto IMDEA Materiales, con sede en España. Esta misma entidad se ocupará de desarrollar y validar los modelos a multiescala en los distintos niveles. El otro socio integrante del consorcio, la Universidad Carlos III de Madrid, se encargará de la caracterización experimental de los materiales sometidos a impacto. CRASHING, iniciado en abril de 2014, está programado hasta 2016. Clean Sky es uno de los programas de investigación aeronáutica más ambiciosos que se hayan puesto en marcha en Europa. Su finalidad es desarrollar y fomentar la comercialización de tecnologías vanguardistas que contribuyan a obtener aeronaves menos ruidosas, más seguras y con mayor eficiencia en el consumo de combustible. Esta iniciativa tecnológica conjunta es una excepcional colaboración público-privada entre la Comisión y la industria.
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España