El cambio climático en el Ártico afecta a la salud en varias regiones de Europa
El cambio climático resulta más evidente en el Ártico que en el resto del planeta pues el calentamiento en esta zona avanza al doble de velocidad que la media mundial. Esta situación también afecta a varias regiones de Europa, ahora investigadas por el proyecto ArcRisk («Arctic Health Risks and Impacts on Health in the Arctic and Europe Owing to Climate-Induced Changes in Contaminant Cycling»), una iniciativa destacada con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente. En el proyecto, financiado con 4,75 millones de euros (3,5 millones de los cuales proceden de los fondos europeos), participan científicos de doce países con el fin de evaluar la salud de varias poblaciones del Ártico y otras «expuestas» en Europa. Al frente del estudio se encuentra el Programa de Vigilancia y Evaluación del Ártico (AMAP, Noruega), cuya labor pasa por analizar las relaciones entre distintos contaminantes medioambientales, el cambio climático y la salud humana y en concreto la capacidad del cambio climático para modificar las rutas que sigue el ciclo de las sustancias químicas peligrosas en el medio ambiente hasta que se introducen en las cadenas alimentarias. Su intención será comparar información de estudios de salud del Ártico con los efectos de los contaminantes en varios grupos de población de distintos puntos de Europa. Estudios anteriores habían mostrado que la población del Ártico supone una fuente de información valiosa y útil para su comparación con la situación de cambio climático, tanto actual como hipotética, en distintas zonas de Europa. La profesora Arja Rautio, investigadora de ArcRisk perteneciente al Centro de Medicina Ártica de la Universidad de Oulu (Finlandia), apuntó: «Los habitantes del Ártico muestran una sensibilidad mayor a los contaminantes debido a su genética, una circunstancia desafortunada debido a que las zonas más al norte se encuentran expuestas a sustancias químicas más dañinas». Dichas sustancias incluyen contaminantes nuevos como los compuestos fluorados y bromados y el bisfenol A capaces de influir en las hormonas y por tanto en la salud humana. «No obstante, el efecto sobre los humanos a escala poblacional podría tardar diez o incluso veinte años en manifestarse», añadió la profesora, razón por la cual ArcRisk creó una base de datos con el grado de concentración de contaminantes en humanos y las tendencias observadas. Los responsables del proyecto, que finalizará a finales de año, confían en discernir tendencias geográficas y temporales pasadas que aclaren la distribución de los contaminantes en el Ártico. Varios modelos basados en distintas situaciones hipotéticas de emisiones químicas y cambio climático se emplearon en el análisis del transporte de contaminantes y su destino en el entorno. Los resultados se introducirán en la base de datos de un proyecto anterior y se utilizarán para describir las tendencias temporales y geográficas futuras que se producirán en la distribución de contaminantes en el Ártico. Otros modelos servirán para determinar la influencia de distintas redes alimentarias en la exposición humana, esto es, a través del consumo de carne de reno, foca y pescado, y los cambios que habrá en la exposición humana ante el cambio climático. Los resultados y la base de datos respaldarán la labor de redacción de políticas europeas que traten sobre la influencia del cambio climático sobre la salud y la contaminación. El equipo de ArcRisk confía en que sus hallazgos contribuyan a la formulación de políticas encaminadas a reducir la contaminación medioambiental a escala europea, panártica y mundial. Los resultados del proyecto se presentarán en un congreso de Artic Frontiers que se celebrará en enero de 2014 en Tromsø (Noruega).Para más información, consulte: ArcRisk http://www.arcrisk.eu/ Programa de Vigilancia y Evaluación del Ártico (AMAP) http://www.amap.no/
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Noruega