Un estudio atribuye al CO2 un fenómeno de calentamiento global prehistórico
Una investigación reciente financiada con fondos comunitarios ha señalado a un aumento de la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera como el responsable de un fenómeno de calentamiento global ocurrido en el Eoceno Medio, hace 40 millones de años. Este descubrimiento, publicado en la revista Science, podría resultar útil para predecir los posibles efectos que tendrá el CO2 en el calentamiento de nuestro planeta. El estudio fue financiado en parte por el proyecto DINOPRO («De protista a testigo: los dinoflagelados como portadores de información del ciclo del carbono y el clima durante transiciones climáticas extremas del pasado y del presente»), al que se adjudicó una subvención de inicio del Consejo Europeo de Investigación (CEI) por valor de 1,5 millones de euros por medio del Séptimo Programa Marco (7PM) con el fin de desarrollar y aplicar un método sofisticado para la reconstrucción íntegra de cambios pasados en el ciclo del carbono y del cambio climático. Se cree que la Tierra se calentó durante un periodo breve, interrumpiendo un periodo de enfriamiento que se había prolongado diez millones de años. Este periodo cálido, denominado «Óptimo Climático del Eoceno Medio» (Middle Eocene Climatic Optimum, MECO), duró 400.000 años. Los científicos, coordinados por la Universidad de Utrecht y el Real Instituto de Investigación Marina de los Países Bajos (NIOZ), aplicaron una técnica innovadora denominada paleotermometría orgánica molecular a fósiles de plancton y determinaron que la atmósfera había absorbido cantidades ingentes de CO2 y que esto vino acompañado de una subida térmica de hasta 6 °C. Los autores resaltan que la relación causal entre el incremento de la concentración de CO2 y de las temperaturas marinas coincide con las previsiones de modelos recientes, que apuntan a subidas térmicas en la superficie marina de entre 2 y 5 °C en respuesta a una duplicación del CO2. Cabe señalar que el periodo de calentamiento MECO se ha documentado en diversos puntos de todo el mundo. «El nuestro es uno de los primeros trabajos en señalar una variación paralela de la concentración de CO2 y de la temperatura en dicha época», declaró a Reuters el Dr. Peter Bijl, de la Universidad de Utrecht, primer firmante del artículo. Este hallazgo aviva el debate en torno al uso de los modelos climáticos existentes. Jeff Kiehl, jefe de la «Sección de investigación del cambio climático» del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de los Estados Unidos, que no participó en el estudio, declaró a la misma fuente que este estudio describe un fenómeno de calentamiento real, no revelado por un modelo. «Este trabajo muestra que el planeta es sensible al CO2 y que éste provoca aumentos de temperaturas en la superficie marina», adujo. «No son datos obtenidos mediante ningún modelo; se trata de datos reales con los que contrastar la validez de los modelos actuales.» Los investigadores evaluaron muestras de testigos sedimentarios recogidos en la Meseta de Tasmania Oriental, concretamente en el punto 1172 del «Programa de perforación oceánica» (Ocean Drilling Program, ODP), en el Océano Antártico. Las muestras fueron recogidas hace una década por investigadores que pretendían simular la abertura entre los subcontinentes de la Antártida y Australia, que estaban comunicados hasta hace cerca de 40 millones de años. El equipo evaluó las moléculas de las algas fósiles encontradas para calcular las concentraciones de CO2 en aquel periodo. En alusión a este hallazgo, el Dr. Bijl declaró: «En pocas palabras, el cambio en el CO2 registrado hace 40 millones de años tuvo demasiada magnitud para ser consecuencia de un cambio térmico y de efectos asociados. Sin lugar a dudas, un cambio de tal magnitud en el CO2 proporciona una explicación plausible de las variaciones de la temperatura en la Tierra.»
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Países Bajos