Corrientes de hielo que dejaron huellas geológicas en los fondos oceánicos
Un equipo internacional de científicos está estudiando las «huellas geológicas» existentes en los fondos oceánicos para tratar de comprender el cambio climático. Esperan que estas marcas del pasado, dejadas por las placas de hielo y por rápidas corrientes de agua de deshielo, faciliten información que nos ayude a estar preparados frente a futuras dinámicas de las masas de hielo. En la revista International Innovation se ha publicado un artículo sobre este proyecto científico. El trabajo tiene su origen en el proyecto NICE-STREAMS («Corrientes de hielo del neógeno y procesos sedimentarios en márgenes continentales de alta latitud»), del Año Polar Internacional (IPY) 2007-2008, una campaña mundial de investigación polar. Las corrientes de hielo, que son el objeto de estudio del proyecto, tienen lugar en los márgenes de las grandes masas de hielo y actúan como principales vías de descarga y de drenaje de hielo. Durante miles de años este fenómeno ha dejado una huella profunda en la topografía submarina de las regiones polares y ha modelado los fondos marinos. Tal como afirma Angelo Camerlenghi, de la Universidad de Barcelona, que coordina NICE-STREAMS, «conocer las corrientes de hielo del pasado es básico para entender la dinámica del hielo y las conexiones con el cambio climático». Para los científicos, estudiar estas «huellas» es clave para entender las interacciones entre el océano y el clima, la estabilidad de las grandes masas de hielo, y para mejorar los elementos de predicción y de modelización ante las perturbaciones climáticas del futuro. Según los expertos, uno de los aspectos más complejos de los estudios sobre cambio climático es diferenciar el origen antropogénico o natural de las perturbaciones que son objeto de estudio. «Hay que tener muy presente que el cambio climático natural es parte de la fisiología de la Tierra. Discriminar entre el origen natural o antropogénico del cambio es uno de los retos más difíciles que debemos resolver», indicó Michele Rebesco, del Instituto Nacional de Oceanografía y de Geofísica Experimental de Trieste (Italia). Hasta ahora, el proyecto ha cubierto más de 30.000 kilómetros cuadrados de fondos marinos con batimetría de alta resolución y cerca de 2.000 kilómetros de perfiles de sísmica de reflexión. NICE-STREAMS tiene por objetivo diseñar nuevos modelos de corrientes rápidas de hielo basados en el registro geológico del pasado, y comprende áreas de estudio de los dos hemisferios. Camerlenghi añadió: «Las reconstrucciones geológicas del cambio natural del pasado muestran con claridad que el clima está cambiando más rápidamente que nunca.» «Los modelos de predicción entran a menudo en contradicción con las observaciones, y en los últimos años esto nos muestra que la respuesta es mucho más rápida que la indicada por los modelos de que disponemos. Con nuestros estudios sobre el pasado más reciente esperamos aportar datos del máximo interés para mejorar los modelos de predicción», concluyó. El IPY es una intensa campaña de investigaciones interdisciplinarias en la que decenas de miles de científicos de todo el planeta colaboran para obtener una visión panorámica del estado de las regiones polares, que pese a su lejanía influyen profundamente en el clima y en nuestra forma de vida. La UE contribuyó al IPY mediante varios proyectos financiados por el Séptimo Programa Marco (7PM).
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España, Italia