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Las regiones cerebrales más antiguas, fundamentales para el aprendizaje inconsciente

Una investigación reciente reafirma la teoría de que las regiones cerebrales más antiguas guardan relación con nuestra capacidad de aprendizaje inconsciente. Estos hallazgos podrían ser útiles de cara al desarrollo de tratamientos para enfermedades que afectan a estas partes d...

Una investigación reciente reafirma la teoría de que las regiones cerebrales más antiguas guardan relación con nuestra capacidad de aprendizaje inconsciente. Estos hallazgos podrían ser útiles de cara al desarrollo de tratamientos para enfermedades que afectan a estas partes del cerebro, como pueden ser el Parkinson y el corea de Huntington. En este estudio, publicado en Internet de forma anticipada a la edición impresa de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), participaron científicos del Instituto Karolinska (Suecia) y el «Instituto Nacional para los Trastornos Neurológicos y el Ictus», perteneciente a los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de los Estados Unidos. Muchas tareas cotidianas, tales como abotonarse la camisa, requieren la realización de una secuencia de movimientos concretos en el orden adecuado. La comunidad científica es consciente hace mucho tiempo de que la ejecución de estos patrones de movimientos depende de dos sistemas de aprendizaje. En el sistema de aprendizaje explícito, el ser humano realiza un esfuerzo consciente de adiestrar al cerebro y tiene conciencia de lo que está aprendiendo. En cambio, el aprendizaje implícito no se produce de forma consciente o intencionada, es decir, se aprende sin pensar en ello, por ejemplo a través de simples repeticiones. En la práctica es complicado distinguir entre estas dos formas de aprendizaje porque, según señalan los autores del artículo referido, «la mayoría de las mediciones del aprendizaje pueden verse influidas por el conocimiento implícito y explícito en un grado desconocido». Los ganglios basales, que se encuentran en una zona interna del cerebro, participan directamente en el aprendizaje y el control motor. La dopamina, una sustancia que transmite señales entre las neuronas, es fundamental para la plasticidad de los ganglios basales y también para nuestra capacidad de aprender. En el trabajo referido, los investigadores estudiaron la función de distintas partes de los ganglios basales en el aprendizaje implícito y explícito de secuencias motoras observando la cantidad de receptores D2 de la dopamina en quince voluntarios adultos sanos. Para distinguir el aprendizaje implícito del explícito, los científicos emplearon un procedimiento de disociación de procesos, que sirve para comparar la actuación de los individuos al realizar dos tareas. En la primera de éstas, tanto el conocimiento explícito como el implícito mejoraron el rendimiento de los individuos. En la segunda, el conocimiento explícito facilitó el rendimiento pero el implícito lo dificultó. Los datos registrados revelaron una correlación entre la densidad de receptores D2 de la dopamina y ambas formas de aprendizaje. Y lo que es más importante, el estudio demostró que el cuerpo estriado límbico, que forma parte de los ganglios basales, sólo interviene en el aprendizaje implícito. Desde el punto de vista evolutivo, el cuerpo estriado límbico constituye la parte más antigua de dichos ganglios, puesto que ya estaba presente en vertebrados relativamente primitivos como las lampreas (hiperoartios), los reptiles y los anfibios. «Nuestros resultados corroboran firmemente la teoría de que los sistemas de aprendizaje implícito, es decir, inconsciente, del cerebro son más simples y más antiguos desde el punto de vista evolutivo», declaró el profesor Fredrik Ullén del Instituto Karolinska, director de la investigación. «En otras palabras, poseemos ciertos sistemas fundamentales de aprendizaje en común no sólo con las ratas, los ratones y otros mamíferos, sino también con los vertebrados más primitivos, cuyos cerebros también están dotados de un cuerpo estriado límbico.» El conocimiento más preciso de los dos sistemas de aprendizaje que posee el ser humano podría, en última instancia, facilitar a la comunidad científica el descubrimiento de nuevas formas de tratar las enfermedades de Parkinson y Huntington, que afectan a los ganglios basales y se caracterizan por el deterioro de las capacidades motoras.

Países

Suecia, Estados Unidos

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