Un estudio comunitario logra cultivos resistentes a enfermedades
La seguridad alimentaria, entendida como la capacidad de producir suficientes alimentos para una población humana en constante aumento, es una de las prioridades de la investigación comunitaria. Mediante la ciencia es posible desarrollar nuevas formas de aumentar la cantidad de alimentos cultivados y, al mismo tiempo, mantener al mínimo el impacto de esta actividad sobre el medio ambiente. Un equipo coordinado por científicos del Reino Unido ofrece un buen ejemplo de ello, pues ha descubierto una forma de ayudar a que los cultivos se defiendan por sí mismos contra ciertas enfermedades, logrando así reducir pérdidas en la productividad y reducir el empleo de plaguicidas. Los resultados de la investigación se han publicado en la revista Nature Biotechnology. El estudio recibió apoyo de la Red del Espacio Europeo de Investigación (ERA-NET) sobre Genómica Vegetal (ERA-PG), financiada con más de 2 millones de euros mediante el Sexto Programa Marco (6PM). El programa científico de ERA-PG incluye 41 proyectos transnacionales. En el artículo de Nature Biotechnology, los autores del estudio recuerdan las enormes pérdidas que se producen en los cultivos a causa de enfermedades de los vegetales. «Las enfermedades microbianas y las plagas son dos factores que limitan en gran medida la producción de alimentos y la agricultura», escriben. «La utilización de productos químicos es la manera más generalizada de controlarlos, pero es necesario hallar métodos más sostenibles. Una de las maneras de incrementar la resistencia de las plantas es mejorar la capacidad del sistema inmunitario de los propios vegetales.» La mayoría de las plantas poseen mecanismos propios para combatir patógenos microbianos, pero unas especies son capaces de combatir un patógeno específico y otras no. Científicos del Laboratorio Sainsbury (Reino Unido) colaboraron con un equipo internacional para estudiar un receptor inmunitario conocido como receptor de reconocimiento de patrones (PRR) presente en algunas plantas, entre ellas una especie silvestre perteneciente a la familia de la mostaza. Los PRR son capaces de identificar moléculas clave para mantener con vida un patógeno. Debido a la presencia de estas moléculas esenciales en muchos microbios distintos, si una planta es capaz de identificar un patrón molecular concreto y defenderse de él, es probable que también pueda defenderse de gran cantidad de otros parásitos. El problema reside en que hasta la fecha sólo se ha identificado una pequeña cantidad de PRR en vegetales. El equipo utilizó en su estudio un PRR específico de la col, el cual introdujo en otras dos plantas, la Nicotiana benthamiana y el Solanum lycopersicum (tomate), con el fin de determinar si la adición de nuevos receptores de reconocimiento de patrones a las defensas del huésped mejoraría su resistencia. A continuación comprobaron la resistencia de las plantas transformadas ante una gran cantidad de patógenos vegetales. Los resultados mostraron un aumento significativo de la resistencia a numerosas bacterias distintas, algunas de ellas extremadamente peligrosas. El equipo demostró que los PRR pueden transferirse de una familia de vegetales a otra, generando así una nueva solución biotecnológica para dotar de resistencia a enfermedades. «La intensidad de esta resistencia se debe a que procede de una familia de vegetales distinta a la que el patógeno no ha tenido oportunidad de adaptarse», explicó el Dr. Cyril Zipfel del Laboratorio Sainsbury. «Ahora podemos transferir esta resistencia de unas especies vegetales a otras como nunca antes se había logrado por medios tradicionales.» El equipo está comprobando sus resultados en otros cultivos muy vulnerables a enfermedades bacterianas, como la patata, el manzano, la yuca y el platanero.
Países
Reino Unido