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Un estudio demuestra que nuevos reactivos pueden combatir el SARM y otras infecciones nosocomiales

Un grupo de investigadores del Reino Unido ha diseñado una serie de reactivos que resultan muy adecuados para combatir el SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina) y otros patógenos asociados con infecciones resistentes a los antibióticos. Demostraron que ciertos...

Un grupo de investigadores del Reino Unido ha diseñado una serie de reactivos que resultan muy adecuados para combatir el SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina) y otros patógenos asociados con infecciones resistentes a los antibióticos. Demostraron que ciertos líquidos iónicos pueden eliminar colonias de microbios peligrosos que crecen en biopelículas. Su descubrimiento, publicado en la revista Green Chemistry, tiene implicaciones tanto médicas como industriales. Los investigadores, dirigidos por los doctores Brendan Gilmore y Martyn Earle de la Queen's University de Belfast, estudiaron las propiedades antimicrobianas de unos líquidos iónicos que han sido objeto de estudios exhaustivos por parte de la industria química como posibles sustitutos de compuestos orgánicos volátiles, entre otros usos. Estudios anteriores sobre los efectos antimicrobianos de líquidos iónicos se habían centrado en microbios que crecían sin la protección de biopelículas, matrices protectoras que mantienen a las colonias microbianas a resguardo de antisépticos, desinfectantes y antibióticos. Este modo de crecimiento sin la protección de una biopelícula se denomina «planctónico». Sin embargo, se calcula que un 80 % de las infecciones crónicas que sufren los humanos están causadas por patógenos que crecen en biopelículas. Estas matrices son las responsables de un amplio abanico de complicaciones médicas e industriales que van desde las infecciones crónicas hasta la biocorrosión de las conducciones industriales. Este último trabajo de investigación examinó por primera vez los efectos de líquidos iónicos sobre biopelículas, que se sabe que sobreviven incluso a concentraciones antimicrobianas mil veces superiores a las que serían necesarias para eliminar las mismas en modo planctónico. Los científicos estudiaron la actividad contra las biopelículas de un tipo de líquidos iónicos (concretamente, cloruros de 1-alquil-3-metilimidazolio) mediante un dispositivo diseñado específicamente para poner de manifiesto la susceptibilidad de las biopelículas a los antimicrobianos. El dispositivo también midió la concentración mínima de reactivo antimicrobiano necesaria para «matar» la biopelícula. Según el Dr. Earle, el objetivo de este estudio era «diseñar líquidos iónicos con la menor toxicidad posible para el ser humano que pudieran eliminar las colonias bacterianas causantes de las infecciones hospitalarias». Los líquidos iónicos (imagínense un vaso con sal fina disuelta en agua) permiten una flexibilidad que resulta muy interesante: puesto que es posible modificar las propiedades de los iones cargados positiva y negativamente, las propiedades físicas, químicas y biológicas del líquido pueden modificarse de forma eficaz. Los líquidos iónicos desarrollados por los investigadores fueron realmente eficaces contra las biopelículas. «Hemos demostrado que cuando se enfrentan a los líquidos iónicos que hemos desarrollado y estudiado, las biopelículas protegen poco o nada al SARM, y lo mismo ocurre con otros siete microorganismos infecciosos analizados», afirmó el Dr. Earle. El Dr. Gilmore añadió: «Los agentes anti-biopelículas a base de líquidos iónicos probablemente podrían ser usados en multitud de aplicaciones médicas e industriales. Por ejemplo, podrían emplearse para mejorar el control de las infecciones y reducir la morbilidad en los pacientes y, de este modo, reducir el coste financiero para los proveedores de servicios sanitarios. También podrían aprovecharse para mejorar la productividad industrial reduciendo el biodeterioro y la corrosión de los sistemas de procesamiento inducida por microorganismos.» La toxicidad del grupo de líquidos iónicos estudiados por los investigadores es de un nivel aceptable para el desarrollo de nuevos antisépticos y desinfectantes, aunque los investigadores reconocen que el impacto medioambiental de estos compuestos merece una investigación más exhaustiva. «El diseño de nuevas clases de líquidos iónicos con mayor actividad contra biopelículas, menor impacto medioambiental y un mejor perfil de toxicidad, será posible mediante un diseño racional», concluye el estudio. La flexibilidad de los reactivos debería, según los autores, hacer posible mejorar sus características respecto a la biodegradación, al tiempo que se conservaría su potente actividad antimicrobiana y anti-biopelículas.

Países

Reino Unido

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