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Tres europeos ganan el Premio Nobel de Medicina

El pasado 6 de octubre la Asamblea Nobel adjudicó el Premio Nobel 2008 de Fisiología o Medicina a Harald zur Hausen por el descubrimiento de los virus del papiloma humano, causantes del cáncer de cuello uterino, y a Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier por el descubrimien...

El pasado 6 de octubre la Asamblea Nobel adjudicó el Premio Nobel 2008 de Fisiología o Medicina a Harald zur Hausen por el descubrimiento de los virus del papiloma humano, causantes del cáncer de cuello uterino, y a Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier por el descubrimiento del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Los galardonados, de Alemania y Francia, se repartirán el premio de diez millones de coronas suecas (1,03 millones de euros); la mitad para el profesor zur Hausen y la otra mitad entre los doctores Barré-Sinoussi y Montagnier. El descubrimiento del retrovirus del VIH, realizado por estos últimos en 1983, posibilitó la pronta clonación del genoma del VIH-1 y condujo al desarrollo de una prueba de detección de este virus en pacientes y productos sanguíneos, lo que sirvió para frenar la expansión de la pandemia del VIH/SIDA. Sus hallazgos sobre el ciclo de replicación viral condujeron también al desarrollo de varias clases de fármacos antivirales. Según la Fundación Nobel: «La relevancia de sus logros debe considerarse en el contexto de una pandemia mundial que afectaba a cerca del uno por ciento de la población». El profesor zur Hausen detectó varios tipos del virus del papiloma humano (VPH) y aisló las cepas 16 y 18 del mismo. Sus descubrimientos han permitido comprender el cáncer de cuello uterino, allanando el camino para el desarrollo de vacunas preventivas. El VPH está directamente relacionado con dicho tipo de cáncer, que es común en las mujeres y causa más muertes a edades jóvenes que el cáncer de mama en muchos países en vías de desarrollo. La Dra. Barré-Sinoussi, directora de la Unidad de Regulación de Infecciones Retrovirales del Instituto Pasteur (Francia), trabaja en la investigación retroviral desde los años setenta y, desde entonces, se ha dedicado incansablemente a forjar lazos permanentes entre la investigación fundamental y clínica del VIH/SIDA. En una entrevista concedida en 2006 a «Women in Technology International», afirmaba que, desde su descubrimiento, la investigación sobre el SIDA se convirtió en su mayor preocupación, tanto personal como profesional, y que ocupa un lugar central en su vida. En sus propias palabras: «Es difícil conformarse con la situación. Tras veinticinco años de esfuerzos coordinados, esta epidemia sigue causando estragos en el mundo [...] Sin duda, ha habido avances, pero a nivel mundial es descorazonador ver cuánto dolor causa esta enfermedad. Cada año contraen esta enfermedad millones de personas, y muchas otras mueren. Para un investigador es difícil vivir con esta devastación, pero es parte del trabajo. Como también lo es, en cierta manera, el obsesivo optimismo que caracteriza a nuestra profesión.» La Dra. Barré-Sinoussi lleva desde la década de los ochenta impulsando la integración de la investigación y las medidas prácticas contra el VIH/SIDA en los países en desarrollo a través de la red internacional del Instituto Pasteur, y sigue trabajando en la coordinación de programas de la ANRS (la agencia nacional francesa de investigación sobre el SIDA) en Camboya y Vietnam. De hecho, se encontraba trabajando en Camboya cuando se hizo público el fallo del jurado. El Dr. Montagnier, director de la Fundación Mundial para la Investigación y Prevención del SIDA, descubrió el VIH en colaboración con la Dra. Barré-Sinoussi. Antes de este descubrimiento ya había contribuido en repetidas ocasiones al conocimiento del modo en que los virus pueden alterar la información genética del organismo huésped, impulsando el avance de la investigación sobre el cáncer. Curiosamente, en 1964, y en colaboración con Ian MacPherson, descubrió que el agar, un extracto de algas, podía emplearse para cultivar células cancerosas, técnica que pasaría a ser usada habitualmente en los laboratorios de todo el mundo. En 1986 el Dr. Montagnier y sus colaboradores descubrieron también el VIH-2, virus similar al VIH-1, pero no idéntico. Actualmente se dedica a la investigación sobre las células T y sobre fármacos contra el SIDA. Por su parte, el Dr. zur Hausen, profesor emérito y antiguo presidente y director científico del Centro Alemán de Investigación sobre el Cáncer (Alemania), estuvo entregado por muchos años al VPH y convencido de su hipótesis sobre éste, según la cual este virus tenía mucho que ver con el cáncer de cuello uterino, y no el virus del herpes. Sus teorías no gozaron de un amplio apoyo hasta que demostró que, efectivamente, el VPH es una familia heterogénea de virus y que sólo algunos tipos provocan cáncer. En 1984 clonó dos tipos de VPH (-16 y -18). Posteriormente se hallaron estos tipos de VPH en alrededor del 70% de las biopsias de cáncer cervical en muchas partes del mundo. Hoy en día se conocen más de cien fenotipos distintos de VPH. Al poner sus hallazgos a disposición de la comunidad científica, hizo posible el posterior desarrollo de vacunas contra el cáncer de cuello uterino que proporcionan una protección de alrededor del 95% frente a la infección por VPH -16 y -18. Esto puede reducir de forma drástica la prevalencia global del VPH, un virus que causa más del 5% de los cánceres en todo el mundo. El reconocimiento que supone el Premio Nobel contrasta llamativamente con el revés que supuso, en 1974, el rechazo a su afirmación de que el virus del herpes no estaba implicado en el cáncer de cuello uterino, y también con sus vivencias en la década de los ochenta, cuando las empresas farmacéuticas veían con escepticismo el supuesto papel de los virus en el cáncer y dejaron pasar una valiosísima oportunidad. «Si desde el principio se hubiera prestado la debida atención a nuestra convicción de que este virus constituía un factor causante, se habría empezado antes a trabajar en una vacuna», aseguraba lamentándose en una entrevista concedida a Cancer World en 2005. Los Premios Nobel, fundados por Alfred Nobel, un industrial sueco que inventó la dinamita, se conceden a «quienes hayan brindado el mayor beneficio a la humanidad en el último año». La ceremonia solemne de entrega de los premios se celebrará en Estocolmo el próximo diez de diciembre.

Países

Alemania, Francia, Suecia

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