De lo que se come se cría
Investigadores del Royal Veterinary College de Londres han llegado a la conclusión de que las mujeres embarazadas o que amamantan a sus hijos y se alimentan de la llamada «comida basura» pueden estar condenando a sus hijos a una vida de mala salud y obesidad. Esto hace que el viejo dicho «de lo que se come se cría» sea más válido que nunca. Según un estudio de seguimiento publicado en la revista Journal of Physiology, la dieta de una madre no sólo tiene un impacto inmediato en la salud de sus hijos, sino las consecuencias se prolongan hasta la adolescencia. Esto significa que las madres que siguen una dieta poco saludable mientras amamantan o durante el embarazo pueden estar poniendo en riesgo la salud a largo plazo de sus hijos. El estudio se llevó a cabo en ratas en el Royal Veterinary College de Londres y retoma otra investigación llevada a cabo por el mismo equipo con anterioridad. En aquella ocasión, el equipo alimentó a ratas embarazadas con una dieta rica en grasas, azúcares y sal, y descubrieron que sus crías tenían tendencia a comer en exceso y mostraban una preferencia asombrosa por la «comida basura» o industrial. Profundizando en esta investigación, ahora el equipo ha revelado que la dieta de la madre puede tener repercusiones en sus hijos hasta bien entrados en la edad adulta. Fueron testigos de que, incluso cuando la comida industrial se suprimía de la dieta de las ratas jóvenes, su metabolismo continuaba alterado. Esta alteración es la que favorecía su sobrepeso y les perjudicaba la salud. Cuando se daba a las ratas a elegir entre comida sana y comida industrial, elegían la segunda y su tendencia era a comer más de lo necesario. Estos resultados coinciden con los frecuentes casos en los que se observa que el peso de los niños refleja el de sus padres. Como resultado de su investigación en ratas, los científicos son capaces de afirmar que la dieta de la madre puede ser responsable del riesgo de desarrollar en los hijos problemas de salud a largo plazo e irreversibles como la obesidad, un nivel elevado de colesterol y azúcar en la sangre. Este impacto es generalmente más agudo en las crías hembras. El equipo alimentó a un grupo de ratas con una dieta de comida industrial compuesta de productos como donuts, magdalenas, galletas, patatas fritas, y dulces durante la gestación y la lactancia. A otro grupo se le administró una dieta saludable de comida natural y se compararon ambos grupos. Los resultados fueron asombrosos. Las ratas jóvenes mostraron elevados niveles de colesterol y de triglicéridos, un tipo de grasas que se encuentran en el torrente sanguíneo. En los humanos, los niveles altos de triglicéridos se asocian a la ateroesclerosis, las cardiopatías y los derrames cerebrales. Los niveles de glucosa e insulina también eran más altos de lo normal. Los humanos que presentan estas características tienen también un riesgo mayor de desarrollar diabetes del tipo II. Los resultados coinciden con investigaciones similares realizadas en los Estados Unidos que demuestran la fuerte relación entre la obesidad infantil y la cantidad de peso ganado por las mujeres embarazadas. Los investigadores se sorprendieron de que existiera una diferencia entre géneros en las ratas jóvenes. Las crías macho de las madres alimentadas con comida basura mostraban niveles más altos de insulina y normales de glucosa. Las crías hembra, por el contrario, mostraron resultados completamente opuestos. Los investigadores dedujeron, por tanto, que el metabolismo es distinto en ambos sexos. Esto significa que las futuras madres deben prestar más atención a su dieta, puesto que sus abusos dietéticos pueden ser perjudiciales para las vidas de sus hijos.