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Primeras imágenes de satélite de las emisiones de CO2 por regiones

El sensor SCIAMACHY, instalado a bordo del satélite ambiental Envisat de la Agencia Espacial Europea, ha captado por primera vez la distribución regional del dióxido de carbono generado por las actividades humanas. Se observó un nivel elevado de esta forma de CO2 sobre la zona...

El sensor SCIAMACHY, instalado a bordo del satélite ambiental Envisat de la Agencia Espacial Europea, ha captado por primera vez la distribución regional del dióxido de carbono generado por las actividades humanas. Se observó un nivel elevado de esta forma de CO2 sobre la zona más poblada de Europa, la región comprendida entre Amsterdam (Países Bajos) y Frankfurt (Alemania). Las emisiones de CO2 son producidas de forma natural por la respiración de todos los animales, las plantas, los hongos y los microorganismos. Aparte, cada año se liberan a la atmósfera 30.000 millones de toneladas de CO2 debidas a las actividades humanas, principalmente mediante el quemado de combustibles fósiles para la industria, el transporte y la producción de energía. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el aumento de las emisiones de CO2 y de los niveles de gases de efecto invernadero ha propiciado un incremento de las temperaturas atmosféricas y oceánicas, lo que ha provocado la subida del nivel de los mares, el derretimiento de los casquetes de hielo y una climatología extrema. No obstante, para predecir mejor las emisiones futuras, es necesario comprender mejor tanto los flujos de CO2 naturales como los causados por el ser humano. Aquí es donde entra en juego el SCIAMACHY. Este instrumento genera mapas de la atmósfera en un rango de longitudes de onda muy amplio, lo cual permite detectar gases residuales, ozono y gases similares, nubes y partículas de polvo por toda la atmósfera. Funciona midiendo la luz solar transmitida, reflejada y dispersada por la atmósfera o la superficie de la Tierra en la región de longitudes de onda ultravioleta, visible y de infrarrojo cercano. Hace barridos de una anchura de 960 km, por lo que cubre el planeta entero en seis días. Michael Buchwitz, del Instituto de Física Medioambiental (IUP) de la Universidad de Bremen (Alemania), y sus colegas procesaron y analizaron los datos obtenidos por este instrumento y lograron detectar la señal, relativamente débil, del CO2 atmosférico causado por emisiones antropogénicas (producidas por el ser humano) desde distintas regiones de Europa. Se observó la presencia de un extenso penacho de CO2 suspendido entre Amsterdam y Frankfurt. Detectar este flujo de CO2 antropogénico no es tarea fácil, según explicó el Dr. Buchwitz: «Los flujos de CO2 natural que hay entre la atmósfera y la superficie terrestre suelen ser mucho más grandes que los flujos de CO2 correspondientes a las emisiones antropogénicas, lo que dificulta considerablemente la detección de las señales regionales de éstos últimos. Que seamos capaces de captar concentraciones regionales elevadas de CO2 sobre Europa da fe de la gran precisión que tienen las mediciones de CO2 hechas por el SCIAMACHY.» Seguidamente el equipo de investigadores analizará en profundidad sus observaciones. «Hemos verificado que el patrón espacial de CO2 que medimos se correlaciona bien con las bases de datos actuales sobre emisiones de CO2 y con la densidad de población, pero habrá que efectuar más estudios para poder extraer conclusiones cuantitativas concluyentes sobre dichas emisiones», señaló el Dr. Buchwitz. Queda mucho trabajo por hacer para comprender las distintas fuentes de CO2, como los incendios, la actividad volcánica y la respiración de los seres vivos, y también sus sumideros naturales, como la tierra y el océano. «Sabemos que alrededor de la mitad del CO2 emitido cada año por la humanidad es absorbido por los sumideros naturales de la tierra y el océano. Pero desconocemos la localización de estos importantes sumideros y en qué medida están absorbiendo el CO2 que emitimos», explicó el Dr. Buchwitz. Se espera que los datos obtenidos por el SCIAMACHY ayuden no sólo a arrojar luz sobre las fuentes y los sumideros de CO2, sino también sobre el modo en que responden los sumideros de carbono al cambio del clima. «Gracias a estas mediciones por satélite, confiamos en poder responder a cuestiones como ésta para hacer predicciones fiables», declaró el Dr. Buchwitz. Con estas predicciones, la comunidad científica estará mejor equipada para hacer un seguimiento de los avances logrados hacia la reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero, como se exige en el Protocolo de Kyoto. El instrumento SCIAMACHY está financiado por el Gobierno de Alemania mediante el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), por el Gobierno neerlandés mediante la Agencia de Programas Aeroespaciales de los Países Bajos (NIVR), y por el Gobierno de Bélgica mediante BIRA-IASB.

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