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Se toca pero no se mira: un proyecto comunitario desarrollará tecnología táctil

Nueve grupos de investigación de universidades e institutos de investigación de dentro y de fuera de la UE están buscando ideas en el reino animal de cara al desarrollo de tecnologías táctiles artificiales innovadoras. El proyecto BIOTACT («Biomimetic technology for vibrissal ...

Nueve grupos de investigación de universidades e institutos de investigación de dentro y de fuera de la UE están buscando ideas en el reino animal de cara al desarrollo de tecnologías táctiles artificiales innovadoras. El proyecto BIOTACT («Biomimetic technology for vibrissal active touch») creará tecnologías que puedan incorporarse a máquinas inteligentes, como los robots. En el futuro, una rata-robot con bigotes, por ejemplo, podría ayudar en operaciones de búsqueda y rescate en condiciones de visibilidad limitada. «Nuestro proyecto va a propiciar un paso adelante en la comprensión del sentido del tacto y en el uso de sensores similares a bigotes en máquinas inteligentes», predijo el profesor Tony Prescott de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), coordinador del proyecto. «Las máquinas de hoy que imitan a los seres vivos, como los robots, no hacen un uso efectivo del tacto. Nuestros investigadores aprenderán de la naturaleza y crearán tecnologías que aprovechen realmente este sentido físico, y de este modo lograrán mejorar las capacidades de las máquinas del futuro.» «En general, hasta ahora, en el diseño de los sistemas de inteligencia artificial se ha dejado de lado el tacto», afirmó el profesor Ehud Ahissar del Instituto Científico Weizmann de Israel, cuyo equipo de investigación, del departamento de neurobiología de dicho instituto, participa en este proyecto multinacional. Las especies de roedores, como la rata común o rata noruega, o la musaraña etrusca, son ejemplos de animales que tienen un sentido del tacto muy desarrollado, mucho más eficaz que el de las yemas de los dedos de una persona normal. Los roedores agitan los bigotes a gran velocidad a fin de determinar la forma y la superficie de los objetos y capturar a sus presas. En palabras del profesor Ahissar: «Para las criaturas nocturnas, o para las que habitan en lugares poco iluminados, el sentido del tacto es preferido al de la vista cuando se trata de obtener información física sobre el entorno.» ¿Por qué es esta técnica mucho más eficaz que utilizar las yemas de los dedos? Diversas investigaciones han demostrado que lo que marca la diferencia es el barrido activo y repetitivo con los bigotes. La investigación realizada por el consorcio corrobora que la información captada por los bigotes se transmite por rutas paralelas que funcionan en bucles cerrados de retroalimentación paralelos, que analizan constantemente las señales recibidas para reaccionar de manera consecuente. Los investigadores opinan que las responsables de ese control tan preciso del movimiento son las complejas interacciones entre los bucles de retroalimentación, pero, al mismo tiempo, esto plantea todo un reto de ingeniería a la hora de tratar de construir sistemas artificiales basados en este concepto. «Los miembros del consorcio se proponen investigar con más profundidad el papel de los bucles de retroalimentación, para lo cual aplicarán cálculos y métodos teóricos de la física teórica y las matemáticas aplicadas con los que desarrollar e investigar modelos que describan los complejos procesos neuronales que controlan esta percepción activa», explicó el profesor David Golomb de la Universidad Ben Gurión (Israel). «Los objetivos de esta investigación son comprender mejor el funcionamiento del cerebro y conseguir un avance tecnológico», indicó el profesor Ahissar. «Nuestros investigadores pueden utilizar robots como instrumento experimental; construirán paso a paso un sistema que imite al cerebro a fin de comprender gradualmente los mecanismos de sus componentes internos. Por lo que respecta a las aplicaciones tecnológicas, opinamos que los múltiples bucles cerrados de retroalimentación son las características clave y que éstas dotan a los sistemas biológicos de ventaja con respecto a los sistemas robóticos. Por ello, confiamos en que la materialización de estos conocimientos biológicos permita a los investigadores de la robótica construir máquinas más eficaces que puedan emplearse en misiones de rescate y búsqueda en condiciones de visibilidad ilimitada.» El proyecto BIOTACT, financiado con fondos comunitarios e iniciado a principios del año, recibe el apoyo del Séptimo Programa Marco (7PM), por el que percibe casi 5,4 millones de euros para sufragar parte del coste total del proyecto, que ronda los 7,8 millones de euros. A esta investigación contribuyen diez socios procedentes de Francia, Alemania, Israel, Italia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos.

Países

Israel, Reino Unido

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