La ciencia detrás de la subtitulación: cómo mejorar la experiencia del usuario
Los subtítulos son empleados no solo por personas que desconocen el idioma de la versión original, sino también por aquellas que necesitan modos alternativos de acceso a los contenidos audiovisuales debido a déficits sensoriales, causados por la sordera, la pérdida de audición o el envejecimiento. Con más y más contenido disponible bajo demanda, la forma en la que consumimos material audiovisual está creciendo, por lo que cada vez es más importante entender cómo interactuamos con los subtítulos. La doctora Agnieszka Szarkowska, investigadora principal del proyecto financiado con fondos europeos SURE, explica cómo el trabajo que ha estado realizando gracias al respaldo del programa Marie Curie nos ayuda a comprender mejor el modo en que se interpretan los subtítulos. Entre los aspectos más problemáticos relacionados con la calidad de los subtítulos se encuentran la velocidad óptima de presentación y el diseño de los subtítulos. Los subtituladores tienen que hacer frente a la falta de datos de investigación que respalden sus prácticas actuales, lo que deriva en la ausencia de estándares uniformes sobre la velocidad de lectura, la inconsistencia del diseño y la mala calidad de los subtítulos. «A través de la investigación que llevé a cabo en el marco del proyecto SURE, nos propusimos analizar cómo se leen los subtítulos para establecer la forma más efectiva de ayudar al público a sumergirse en lo que está viendo», dice la doctora Szarkowska. Para obtener esta información, los investigadores reclutaron a voluntarios de entre 18 y 40 años de edad como sus individuos experimentales. «Nuestros participantes eran hablantes nativos de inglés (treinta personas), polaco (veintiuna personas) y español (veintiséis personas) sin problemas de audición, o hablantes nativos de inglés con problemas de audición (diez personas) o sordos (diez personas). Todos residían en el Reino Unido en el momento en que se realizó el estudio». La selección de los investigadores tuvo como objetivo evaluar las respuestas de culturas con un grado de exposición a los subtítulos diferente. «Por ejemplo, los programas en España se suelen doblar, por lo que asumimos que los españoles no estarían muy familiarizados con los subtítulos», explica la doctora Szarkowska. Y añade: «Mostramos secuencias de vídeo a las personas y, a continuación, les hicimos preguntas relacionadas con la comprensión, la carga cognitiva, el disfrute, el reconocimiento de escenas, el reconocimiento de subtítulos y la experiencia de lectura. También registramos sus movimientos oculares con un oculómetro». El equipo descubrió que las personas podían leer subtítulos presentados a una mayor velocidad y que preferían tener menos texto condensado en los subtítulos de las secuencias de vídeo que estaban en un idioma que podían entender. En el caso de las secuencias de vídeo en un idioma que no podían entender, preferían subtítulos que tradicionalmente están más condensados. «También descubrimos que los subtítulos que están segmentados según unidades lingüísticas naturales son más fáciles de interpretar», explica la investigadora. Los resultados del proyecto SURE han sido presentados a la comunidad científica y a los profesionales de la subtitulación. «Me encantaría que la gente de otros países repitiera el estudio para comprobar si los resultados son extrapolables a otros lugares. Lo ideal sería que las empresas revisaran sus guías de estilo para poner en práctica nuestros resultados», concluye la doctora Szarkowska.
Palabras clave
SURE, subtítulos, traducción audiovisual, cine, televisión, subtítulos efectivos, experiencia del espectador, velocidad de lectura, segmentación del texto, saltos de línea, subtitulación, rastreo ocular, estudios de recepción