Nuevo dispositivo permite que los satélites se desmantelen a sí mismos
En los más de cincuenta años de actividades en el espacio, se han lanzado unos 7 000 satélites, de los cuales tan solo 2 000 siguen estando activos actualmente. «Una vez cumplidos sus objetivos, los satélites no se retiran. Es algo parecido a un coche que se ha quedado sin combustible en una autopista. No pasa nada si se queda en el lugar en el que se ha parado el motor, pero, en cuanto empiece a aumentar el tráfico, pronto habrá un problema de congestión. Algo parecido sucede en el espacio», señala Stefano Antonetti, jefe de ventas para clientes institucionales en D-Orbit. Un gran margen de maniobra Gracias a la financiación con fondos europeos del proyecto D3 (Smart propulsive device for controlled satellite decommissioning and reentry), la empresa italiana D-Orbit ha preparado el camino satisfactoriamente para retirar los satélites viejos del espacio de manera eficaz y asequible. La empresa ha desarrollado un sistema de desmantelamiento que retira los satélites una vez finalizada su misión o en caso de que se produzca una avería grave. D3 hace referencia al dispositivo de propulsión instalado en el satélite antes del lanzamiento que lo aparta de su órbita a un lugar en el que no interfiera con ningún otro satélite o que lo lleva de vuelta a la Tierra. «Una de las principales ventajas de la que presume nuestra tecnología es que nos permite planificar una ruta controlada. En efecto, nuestro sistema está equipado con un motor tan sofisticado que podemos redirigir el satélite a una zona concreta del planeta, normalmente al medio del océano, donde con bastante seguridad no representará una amenaza», añade Antonetti. Parte del proyecto consistía en demostrar el funcionamiento del sistema D3 en un pequeño satélite de prueba, un poco más grande que una caja de zapatos, llamado D-Sat. «Gracias a nuestro sistema de propulsión a bordo patentado, esta es la primera vez en la historia espacial que se ha intentado una maniobra de desmantelamiento de un satélite tan hábil», señala Antonetti. Después de más de tres meses de operaciones orbitales, D-Sat completó su misión con un lanzamiento de prueba de su unidad de propulsión a bordo, validando satisfactoriamente la tecnología de desmantelamiento en el espacio. Un motor potente Las actuales directrices internacionales recomiendan a los operadores de satélites que retiren sus satélites de la órbita en un plazo de veinticinco años desde que dejan de utilizarse, pero, en realidad, solo una pequeña cantidad de misiones lo hacen. «Los satélites usan propulsión para mantenerse en posición, es decir, para compensar las perturbaciones orbitales. Sin embargo, los motores integrados actuales son tan pequeños que proporcionan un empuje de 20 newtons, que equivale a empujar dos kilos. Nuestro sistema motor a bordo proporciona una fuerza mucho mayor, de unos 800 newtons, que equivale a empujar 80 kilos. Esta es la razón por la que fallan casi todas las maniobras de desmantelamiento. Hasta ahora no hemos estado utilizando las herramientas adecuadas», explica Antonetti. El sistema de desmantelamiento instalado en D-Sat puede escalarse para satélites de cualquier tamaño. Aspiraciones para el futuro El ambicioso objetivo de D-Orbit es usar su tecnología D3 patentada y reducir la creciente cantidad de basura espacial que rodea la Tierra. Además de reducir la basura espacial, los profesionales de la industria aeroespacial tienen por objeto ampliar su oferta al mercado de mantenimiento de satélites en órbita. «Sería fantástico poder llegar a ciertos satélites e intentar repararlos, igual que una empresa de reparación de coches que va a nuestra casa para arreglar el vehículo. En estos momentos, puede que esto no sea demasiado fácil en el espacio, pero pronto lo conseguiremos», concluye Antonetti.
Palabras clave
D3, satélites, D-Orbit, motor, D-Sat, maniobra de desmantelamiento, basura espacial, sistema de propulsión, mantenimiento de satélites en órbita