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Turning unexploited food waste into biomethane supplied through local filling stations network

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Las claves del éxito de la producción de biometano

La conversión de los residuos alimentarios en biometano se encuentra en la actualidad al alcance de cuatro ciudades europeas, gracias a la labor realizada con el proyecto Bin2Grid.

Los 88 millones de toneladas de alimentos que se desperdician cada año en la Unión Europea (UE) cuestan la friolera de143 000 millones de euros. Teniendo eso en cuenta, resulta fácil entender por qué la valorización de los residuos alimentarios se ha convertido en una prioridad política. Periódicamente siguen apareciendo nuevos conceptos y tecnologías, gracias sobre todo a la financiación de la UE por medio de Horizonte 2020. Una de esas iniciativas es Bin2Grid. El proyecto ha dedicado dos años a fomentar la recogida selectiva de residuos alimentarios, su conversión en biogás y el supraciclaje de este en biometano. ¿Para qué sirve esto? Para abastecer a las estaciones de servicio locales de las ciudades de Zagreb, Skopie, Málaga y París, y ayudar a convertir el biometano en una alternativa más sostenible a los combustibles fósiles. «Ninguna de estas ciudades objetivo había puesto en práctica el concepto de la conversión de residuos en biocarburante antes de Bin2Grid», declara Bojan Ribić, coordinador del proyecto en representación de Zagreb City Holding. Inspirándose en ciudades pioneras como Barcelona, Lille y Viena, los integrantes del consorcio recomendaron actividades concretas a los responsables políticos, publicaron informes, directrices y estudios de viabilidad, y presentaron ejemplos de mejores prácticas. Por ejemplo, en París, el proyecto descubrió que la puesta en práctica del biogás se había estado acelerando últimamente, gracias al impulso de los objetivos y ambiciones nacionales para prohibir totalmente el gasóleo. Sin embargo, el consorcio lamentó, entre otras cosas, el número limitado de estaciones de servicio, su falta de interoperabilidad, las opciones limitadas de compra de vehículos y el coste de mantenimiento más elevado. El consorcio llegó a la conclusión de que nuevas cooperaciones entre las partes interesadas para mejorar el equilibrio entre la oferta y la demanda, además de otras medidas como, por ejemplo, un régimen fiscal favorable, podrían impulsar enormemente el sector, y se esforzó por conseguir que esas cooperaciones se produzcan. «La aplicación concreta de las soluciones que propusimos a nivel local fue uno de los principales retos que tuvimos que afrontar. Para superar ese reto, incluimos a todas las partes interesadas relevantes de la cadena de valor en el desarrollo de nuestros conceptos, desde la fase de diseño hasta el final del proyecto», señala Ribić. En particular, se establecieron como objetivos dos sectores principales: la gestión de residuos y la producción de energías renovables, con el fin de salvar las diferencias entre estos dos sectores. El consorcio analizó las tecnologías existentes relacionadas con la separación y el tratamiento de biorresiduos, la producción y la mejora del biogás, y la utilización del biometano. Luego, investigaron posibles herramientas económicas para aumentar la rentabilidad del concepto propuesto. «Nuestras herramientas especializadas pueden ayudar a las partes interesadas a establecer un sistema sostenible de gestión de residuos y combinarlo con la producción de energías renovables en las comunidades locales. Un ejemplo es una herramienta de evaluación comparativa basada en Excel que compara los residuos orgánicos de la cadena de valor del biometano con otras cadenas de valor de tratamiento de residuos, como son los vertederos, la producción de compost y la incineración. Esta herramienta ya se había aplicado en siete ciudades», explica Ribić. Asimismo, la herramienta de biometano del proyecto —que permite hacerse una idea de las condiciones económicas en torno a la producción de biogás, la mejora del gas y los usos del biometano— se puede utilizar para calcular la inversión, los costes de explotación y los costes iniciales de las distintas instalaciones. En general, el proyecto ha contribuido enormemente a los debates en curso sobre cómo se puede conseguir un sector de los residuos más sostenible a nivel internacional, de la UE, nacional y local. Ahora que ha finalizado, los miembros del consorcio tienen previsto seguir difundiendo los resultados y las consecuencias del proyecto. «Creemos firmemente que el concepto que proponemos es la solución más sostenible en lo que respecta a la gestión de los biorresiduos y su uso como biocarburante», afirma Ribić.

Palabras clave

Bin2Grid, biocarburante, biometano, residuos alimentarios, estaciones de servicio

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