Tecnologías para una mejor recuperación de desastres naturales
Los desastres naturales van en aumento. Desde terremotos a inundaciones, erupciones volcánicas, huracanes o incendios forestales, estos fenómenos se han convertido en el resultado más tangible del cambio climático y, por el momento, el mundo no ha logrado abordar este desafío de ningún modo que no fuese gastar en reparar los daños. Entre 1991 y 2010, se invirtió más de cinco veces más en la respuesta frente a desastres que en la reducción de los riesgos de desastre, según cifras de la ONU. A menudo, las consecuencias de esta falta de planificación son trágicas. Así, en 2005, el huracán Katrina asoló la costa del golfo de México en Estados Unidos. Abrió brechas en los sistemas de protección frente a inundaciones en Nueva Orleans y causó daños estructurales importantes en las viviendas próximas. La ciudad quedó inundada aproximadamente en las tres cuartas partes de su extensión. La subida del agua dañó los puentes, e instalaciones industriales, como puertos y plantas petroquímicas, sufrieron daños importantes. «El estado de emergencia sin precedentes generado por el Katrina centró de nuevo el interés en la necesidad de abordar la protección frente a la amenaza de los desastres naturales, además de frente a la acción humana», explica el Prof. Gian Paolo Cimellaro, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Estructural, Geotécnica y de la Construcción de la Universidad Politécnica de Turín y coordinador de IRUSAT (Improving Resilience of Urban Societies through Advanced Technologies). Más concretamente, la comunidad científica empezó a estudiar el concepto de resiliencia. «Ya existen diversas estrategias para mejorar el rendimiento de las infraestructuras. Se basan, por ejemplo, en tecnologías innovadoras, como el aislamiento de las bases de los puentes y en el uso de sistemas pasivos como amortiguadores viscosos, amortiguadores con histéresis, etc.», continúa explicando el Prof. Cimellaro. «Sin embargo, aunque todos estos métodos pueden reducir los daños físicos causados por los desastres naturales, los acontecimientos más recientes han mostrado que, en la mayoría de los casos, no es posible evitar los daños físicos. Aquí es donde interviene la resiliencia: la capacidad de recuperarse de una crisis». Predicción del impacto financiero de los desastres Determinar una estrategia de resiliencia adecuada no es tarea fácil. Puesto que nuestras sociedades funcionan sobre la base de sistemas cada vez más interdependientes, las estrategias de resiliencia deben tener en cuenta, en primer lugar, el riesgo de que se produzca un efecto dominó. En cada ciudad o región es necesario identificar y proteger los puntos débiles del sistema económico a fin de mejorar la resiliencia económica en caso de desastre natural. IRUSAT propone un modelo para conseguirlo, tal como explica el Prof. Cimellaro. «Nuestro modelo, que se aplicó al área de la bahía de San Francisco, describe los efectos económicos y las características que se deberían tener en cuenta a la hora de predecir el efecto monetario de los desastres naturales, centrándose especialmente en las interdependencias económicas de las industrias y los servicios vitales». El modelo utiliza distintas fuentes: datos económicos reales obtenidos mediante el análisis de desastres naturales específicos, datos sobre daños físicos procedentes de la base de datos HAZUS, y el Índice de Resiliencia Económica que proporciona el marco PEOPLES. Para cada sector económico considerado en el análisis se realiza un análisis de sensibilidad y se obtiene un índice de resiliencia económica global final. Uno de los resultados principales del modelo son las llamadas «curvas de autonomía». Según explica el Prof. Cimellaro, «estas se derivan de las probabilidades de cierre de los negocios obtenidas mediante encuestas y simulaciones de negocios centradas en el área de estudio de nuestro caso». Gracias a este trabajo, ahora el equipo puede proponer IDEALCITY, un modelo de ciudad virtual que simula todas las interdependencias entre las infraestructuras principales durante una crisis debida a un fenómeno extremo. Se espera que esto pueda ayudar a las autoridades a definir estrategias para reforzar los sistemas locales y regionales. «El enfoque se debería centrar en las estrategias de restauración, para tratar de mejorar la velocidad de recuperación y reducir el tiempo de inutilización de las infraestructuras». Esto será posible centrándose en reducir los daños estructurales y no estructurales por una parte, y por otra, mejorando las respuestas de los cuerpos de emergencia, como bomberos, policía o protección civil y similares. Tecnologías para afrontar mejor las emergencias Una aportación clave de IRUSAT en este aspecto consiste en un dispositivo de muñeca y un sistema de «monitorización de la salud estructural» (SHM) para gestionar las emergencias. El sistema es totalmente independiente de las redes de alimentación y comunicación externas y permite la geolocalización en interiores. Esto puede ser muy útil, por ejemplo, para los bomberos que entran en edificios en llamas y pueden desorientarse. «Planeamos realizar pruebas de la tecnología en personas que lleven el dispositivo colocadas sobre una mesa vibratoria, con el fin de probar la capacidad del dispositivo para recopilar y transferir la información mediante un sistema de radiofrecuencia durante el movimiento de vibración», explica el Prof. Cimellaro. «También se han planeado simulaciones a gran escala para probar la capacidad del sistema en un entorno con un gran número de usuarios e invitaremos a bomberos reales de la región del Piamonte (Italia) a participar». Además de la comercialización de este dispositivo, el equipo espera poder crear una ciudad virtual donde los equipos de rescate puedan monitorizar y mejorar su rendimiento. «A largo plazo, quienes tomen decisiones podrán utilizar esta herramienta en tiempo real para verificar el efecto de sus decisiones durante una emergencia en un sistema complejo como una comunidad», dijo para concluir el Prof. Cimellaro.
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