Integración de modelos de cambio ambiental
A lo largo del siglo XXI, la necesidad de alimentar a una población mundial que crece a un ritmo vertiginoso supondrá una carga adicional para las tierras de explotación agraria y para los recursos hídricos. Las emisiones de gases de efecto invernadero resultantes de las actividades relacionadas con la agricultura y del uso de combustibles fósiles han potenciado el cambio climático y han sometido a una mayor presión a los ecosistemas. A esto se suman unos niveles de vida cada vez mayores que podrían derivar en modificaciones de los hábitos alimentarios, lo que conduciría a la necesidad de disponer de más tierras de cultivo. El proyecto «Enhancing robustness and model integration for the assessment of global environmental change» (ERMITAGE) se creó para ayudar a hacer frente a los desafíos que todo esto supone. Entre los factores que se contemplan en el marco desarrollado por la iniciativa se incluyen la transparencia de las metodologías, el compromiso público, la relevancia de los resultados y su aplicabilidad a la hora de abordar los retos relacionados con el desarrollo sostenible. Los socios del proyecto se sustentaron en plataformas y tecnologías ya existentes para combinar modelos gracias a reemplazar códigos informáticos harto complejos por modelos más sencillos en los que el proceso de computación requiere menos tiempo. También llevaron a cabo con éxito la combinación interactiva de intrincados modelos relativos al cambio climático y a los sistemas económico y energético. Los modelos integrados resultantes se emplearon para estudiar la forma en que el cambio climático repercute en la demanda de calefacción y refrigeración. Asimismo, estos modelos posibilitaron el análisis del impacto producido por el aumento del nivel del mar y de los cambios estructurales necesarios para cumplir con el objetivo de limitar el calentamiento global a un incremento máximo de dos grados centígrados. Un avance adicional consistió en integrar en el modelo referente a la superficie terrestre un módulo relativo a la recarga de aguas subterráneas. Ello hizo posible que se analizara la sostenibilidad de la extracción de aguas residuales ante el cambio climático futuro. Un hallazgo fundamental fue que resulta económicamente viable mantener los depósitos de carbono terrestre en los ecosistemas forestales a la vez que se incrementa la producción agrícola. Esto se hace para permitir que algunas tierras de cultivo se destinen a satisfacer la creciente demanda de biocarburantes sin descuidar la de alimentos en el futuro. En este contexto, el valor de mercado de la bioenergía está supeditado a su valor como sumidero de carbono. Los resultados de las previsiones también revelaron que el impacto sobre el agua y los cultivos se incrementa de forma sustancial ante un aumento de la temperatura media global de más de dos grados centígrados con respecto a los niveles de la era preindustrial. No obstante, en algunas áreas se identificó un impacto significativo sobre los recursos hídricos a niveles relativamente bajos de incremento de la temperatura media. Dado todo lo anterior, ERMITAGE hizo posible que se acometiera un análisis de la incertidumbre que abarcaba desde la simulación de los cambios climáticos hasta el examen de cuestiones políticas, prestando especial atención al grado de sostenibilidad de la agricultura, la bioenergía y los recursos hídricos. Además, el proyecto puso en funcionamiento diversos portales web que ofrecen acceso a datos, modelos y resultados relacionados con el clima. Estas páginas fueron diseñadas de forma que una diversidad de usuarios, desde el público general a través de (ClimaScope) hasta los responsables políticos y los miembros de la comunidad científica, pueda servirse de los citados frutos.
Palabras clave
Ambiental, modelo de cambio ambiental, modelo de política, tierras de explotación agraria, recursos hídricos, agricultura, combustibles fósiles, cambio climático, calentamiento global, aguas subterráneas, depósito de carbono terrestre, ecosistema forestal