Metales antibacterianos inspirados en la naturaleza
Desde la aviación a la medicina, diversos sectores están utilizando cada vez más metales que imitan a la planta de loto, cuyas hojas poseen propiedades autolimpiantes. Gracias a la estructura irregular de la superficie recubierta con cristales de cera con forma de tubo, el agua que cae sobre estas hojas forma gotas que caen rodando, llevándose el polvo y la suciedad. Un equipo de científicos empleó este concepto del efecto loto que se produce de forma natural para dar un salto cualitativo hacia la producción de una chapa metálica autolimpiante a escala industrial. Apoyado por el proyecto TresClean, financiado con fondos europeos, el equipo creó una superficie rugosa en el metal que reduce la humectabilidad y evita la adherencia bacteriana. Una noticia de la red de organizaciones industriales, de investigación y políticas Science|Business, resume cómo es la tecnología: «TresClean ha utilizado unos dispositivos de corte por láser de alta potencia para crear “puntas” y “surcos” microscópicos en una chapa metálica, lo cual hace que los líquidos “reboten” en la microtopografía rugosa que imita a la superficie de la hoja de loto». Evitar la contaminación bacteriana La misma noticia señala que esta estructura particular «crea unas minibolsas de aire que minimizan la zona de contacto entre la superficie y un líquido, casi como si se pisara una cama de agujas». Tal y como explica el coordinador del proyecto TresClean, el profesor Luca Romoli: «De la misma forma que las hojas de loto se limpian ellas mismas sin necesidad de usar productos de limpieza ni productos químicos, sus superficies rugosas y dentadas permiten que el agua se mantenga en forma de gotas esféricas evitando su “dispersión”». Y añade: «Las bacterias no tienen ocasión de adherirse, porque el contacto con la superficie metálica y el líquido se reduce más de un 80 %. Estamos ante un metal antibacteriano». Las técnicas utilizadas en TresClean «se aplicarán para producir piezas de maquinaria autolimpiantes y asépticas para la industria alimentaria (como componentes que están en contacto con alimentos biológicos) y electrodomésticos (como lavavajillas)», se expone en el sitio web del proyecto. Reducción de las fases de limpieza En la noticia, el profesor Romoli describe la repercusión del proyecto: «Las cubas de las fábricas de leche debían limpiarse cada 6-8 horas para evitar el crecimiento exponencial de las bacterias. Esto dificulta su uso y, por tanto, afecta a la producción». A lo que añade: «Al ahorrar horas al día en limpieza, aportará una mejora de la eficiencia derivada de la reducción de los ciclos de esterilización y el tiempo de limpieza en el conjunto de la producción. Esto reducirá asimismo el consumo de energía como consecuencia de la disminución de las fases de limpieza, de forma que la producción es más rápida, segura y rentable». La tecnología de TresClean también podría resultar beneficiosa para instrumentos médicos cortantes y superficies estériles, entre otras aplicaciones, según el profesor Romoli. El proyecto en curso TresClean (High ThRoughput lasEr texturing of Self-CLEANing and antibacterial surfaces) se creó «para transformar la texturización de superficies con láser de un proceso de baja productividad, limitado por la falta de potencia y la manipulación restringida del haz, a un proceso de alto rendimiento que aprovecha láseres de alta potencia de pulsos ultracortos y escáneres de gran velocidad», según se indica en CORDIS. Los socios del proyecto esperan que el paso a una mayor escala de la tecnología láser finalice a mediados de 2019. Para más información, consulte: Sitio web del proyecto
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