Asombro mundial ante el descubrimiento de planetas similares a la Tierra
«Los múltiples planetas rocosos descubiertos presentan temperaturas en su superficie que permiten la presencia de agua en estado líquido, lo que hace de este sorprendente sistema un objetivo interesante para la búsqueda futura de formas de vida», explicó entusiasmado el Dr. Chris Copperwheat de la Universidad John Moores de Liverpool (Reino Unido), integrante del equipo internacional de investigación que realizó el hallazgo. Según un artículo publicado en la revista «Nature» el 22 de febrero de 2017, el equipo de astrónomos —dirigido por el Dr. Michaël Gillon, autor principal de dicho artículo, investigador principal de SPECULOOS y perteneciente al Instituto STAR de la Universidad de Lieja (Bélgica)— ha localizado un sistema planetario compuesto por siete planetas que orbitan alrededor de una estrella del tipo enana roja ultrafría denominada «TRAPPIST-1». Esta estrella se encuentra a unos 39 años luz (aproximadamente 368 billones de kilómetros) de la Tierra. Los investigadores emplearon diferentes telescopios, como el TRAPPIST-Sud (bautizado así por las afamadas cervezas trapenses de Bélgica) de Lieja, el VLT («Very Large Telescope») de Chile y el Spitzer de la NASA, para realizar observaciones fotométricas minuciosas de los patrones de tránsito (los pasos por delante de su estrella y las curvas de luz periódicas) con el fin de establecer las propiedades atmosféricas de los planetas. Pese a que los astrónomos ya han descubierto miles de exoplanetas (planetas situados fuera del Sistema Solar) desde que en 1992 se realizase el primer hallazgo de uno de estos astros, este último descubrimiento es más emocionante por numerosas razones, y no sólo porque la lenta combustión de hidrógeno de la estrella TRAPPIST-1 comporte que le restan diez billones de años antes de extinguirse —un lapso que supera en más de setecientas veces la edad actual del universo—. Además, las observaciones revelan que hay al menos siete planetas con niveles de luz, dimensiones y temperaturas similares a los de la Tierra. Al menos los seis planetas más cercanos a la estrella pueden ser rocosos como la Tierra, y tres de ellos (TRAPPIST-1 e, f y g) orbitan en la zona de habitabilidad —o zona «Ricitos de Oro», por no ser ni demasiado caliente ni demasiado fría—, por lo que podrían contener océanos de agua que, en teoría, podrían albergar vida. Nunca antes un sistema estelar había ofrecido a la humanidad una oportunidad semejante para estudiar la atmósfera de exoplanetas de tamaño similar al de la Tierra. «Se trata de un sistema planetario sumamente interesante no sólo porque contiene tantos planetas, sino por la sorprendente similitud en su tamaño con el de la Tierra», comentó el Dr. Michaël Gillon. Ahora los investigadores esperan realizar observaciones complementarias con el Telescopio Espacial James Webb de la NASA y el Telescopio E-ELT («European Extremely Large Telescope»), el más potente del Observatorio Europeo Austral (ESO), con el fin de detectar actividad biológica en la atmósfera de estos planetas y dar así respuesta al mayor interrogante: ¿hay vida en el resto de la Galaxia? La respuesta, sustentada en pruebas concluyentes, debería saberse más pronto que tarde. «Esperamos poder determinar si hay vida en este sistema durante el próximo decenio», especificó otro investigador del proyecto, el Dr. Amaury Triaud del Instituto de Astronomía de Cambridge (Reino Unido). El proyecto SPECULOOS, que proseguirá con su labor hasta diciembre de 2018, ha recibido casi 2 millones de euros en financiación de la Unión Europea con el propósito de localizar exoplanetas potencialmente habitables y adecuados para detectar rastros químicos de vida empleando instalaciones astronómicas ya existentes o próximas a entrar en funcionamiento. No cabe duda de que ha alcanzado su objetivo con el increíble descubrimiento de la estrella TRAPPIST-1. Para más información, consulte: Página web del proyecto SPECULOOS
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