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Aprovechar las debilidades del VIH para desarrollar vacunas eficaces

Un grupo de investigadores financiado por la Unión Europea ha avanzado de forma notable en la búsqueda de rutas prometedoras que podrían conducir al desarrollo de una vacuna contra el VIH.

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Cada día, unas 6 300 personas se infectan con el VIH, el virus que causa el SIDA, por cuya causa ya han muerto más de veinticinco millones de personas. Encontrar una vacuna ha sido la prioridad de la investigación sobre el VIH realizada desde los años ochenta. Aunque este objetivo sigue sin alcanzarse, el éxito de un estudio reciente indica que los científicos van por buen camino. El estudio, financiado parcialmente mediante el proyecto SHEV con fondos del Consejo Europeo de Investigación (CEI) y publicado recientemente en la revista científica «Cell Reports», ha identificado una vulnerabilidad clave en la molécula del VIH que, algún día, podría ser la diana de una vacuna eficaz. Los investigadores confían en que la estrategia de actuar sobre la estructura molecular precisa del virus (para poder inducir que el sistema inmunitario genere los anticuerpos específicos) también se podría aplicar en la lucha contra otros virus, como los de la gripe y el Ébola. La clave es que cada virus tiene una estructura que le es propia. Conocer la estructura del VIH ha permitido esclarecer dónde es más vulnerable a los anticuerpos que bloquean las infecciones. Esto es muy importante, porque uno de los principales problemas a los que se enfrentan los científicos es que, por lo general, el VIH oculta los puntos vulnerables debajo de una capa densa de azúcares y componentes que mutan rápidamente. Este es uno de los motivos por los que el virus resulta tan difícil de neutralizar; buena parte de la respuesta con anticuerpos del organismo frente a la infección se dirige contra componentes que mutan rápidamente, lo cual hace que la respuesta del cuerpo sea inútil. Un avance importante en los años noventa fue el descubrimiento de agujeros aleatorios en el caparazón exterior protector del VIH, compuesto de moléculas de glicano. Aunque inicialmente los científicos no estaban seguros de que los anticuerpos se pudiesen dirigir contra dichos agujeros, ahora este estudio ha confirmado que sí podrían ser dianas viables para los anticuerpos y, por consiguiente, desempeñar un papel determinante a la hora de diseñar una vacuna contra el VIH. Los hallazgos son fruto de los trabajos pioneros realizados en Cornell, The Scripps Research Institute (TSRI) y el Academisch Medisch Centrum de Ámsterdam, que coordinó el proyecto SHEV. Se diseñó una versión estabilizada de una proteína importante del VIH, llamada trímero de glicoproteína envolvente (Env), con el fin de fomentar la producción de anticuerpos contra el virus en conejos. A continuación, los científicos estudiaron los lugares donde los anticuerpos se ligaban al virus, lo cual reveló puntos vulnerables del VIH. Observaron que los anticuerpos realmente se dirigían hacia los agujeros de la capa de glicano de esta proteína, lo cual abre la puerta a posibles vacunas futuras que fomenten que el sistema inmunitario genere anticuerpos dirigidos contra esos agujeros. Aunque el proyecto SHEV terminará a finales de 2016, la investigación financiada por la Unión Europea en este campo continuará. Entre los temas principales estarán la evaluación de posibles candidatos a vacunas y el estudio de la respuesta inmunitaria inducida por dichas vacunas. Una parte importante de esa investigación recibirá fondos de la Iniciativa Europea para la Vacuna contra el SIDA (EAVI2020), que reúne a investigadores líderes en el VIH asociados a organismos públicos y empresas de biotecnología de todo el mundo. El objetivo último es desarrollar nuevos candidatos a vacunas que se puedan utilizar en ensayos con humanos en un plazo de cinco años y proporcionar una plataforma para descubrir nuevos candidatos a vacunas. El desarrollo de una vacuna protectora sigue siendo el objetivo número uno para detener la propagación mundial del VIH. Actualmente, unos treinta y cuatro millones de personas son portadoras de este virus. Para más información, consulte: Página web del coordinador del proyecto SHEV Página del proyecto en CORDIS

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