La atracción magnética esclarece los movimientos suboceánicos
Para rastrear en el tiempo la evolución de la corteza oceánica, los estudiosos de la tectónica de placas suelen conjugar los conocimientos existentes sobre periodos en los que se invirtió la polaridad del campo geomagnético del planeta y también sobre fenómenos de anomalías magnéticas. Después de producirse una actividad volcánica, el magma resultante se enfría en la dorsal centro-oceánica y los minerales hallados en la roca de nueva formación se magnetizan y orientan en la dirección del campo magnético del planeta. Por consiguiente, facilitan rastros magnéticos que pueden ofrecer indicios para la datación de la corteza. No obstante, la polaridad del campo geomagnético del planeta se ha mantenido estable a lo largo de periodos de varias decenas de millones de años (para medir esos plazos de tiempo se utiliza como unidad el supercrón). El suelo oceánico correspondiente a esos periodos carece de anomalías magnéticas destacadas y por tanto plantea una gran dificultad de cara a generar modelos precisos de la cinemática de las placas. Interpretar las alteraciones magnéticas para entender el pasado El proyecto GEOPLATE, apoyado por la UE, se inició con el cometido de estudiar la progresión del movimiento de las placas durante un periodo llamado supercrón del Cretácico de polaridad normal (o CNS, entre hace ~121 y 83 millones de años). El equipo del proyecto analizó registros oceánicos y examinó los cambios del campo geomagnético a fin de presentar los primeros modelos de la cinemática de placas relativos al CNS. Con ese fin, aplicó un método innovador con el que reconstruyó el movimiento de las placas a partir de los indicios dejados por fluctuaciones pasadas de la intensidad del campo geomagnético. Estas fluctuaciones dejaron tras de sí rastros magnéticos, alteraciones muy leves que se pudieron localizar empleando equipos de detección magnética. Este proyecto ha deparado resultados que permiten conocer en mayor detalle varios fenómenos continentales y oceánicos relacionados con la interacción entre las placas tectónicas de la superficie, la convección del manto y los procesos del campo geomagnético durante el largo periodo del CNS. Así, por ejemplo, ha esclarecido factores causantes de algunos fenómenos, como niveles del mar considerados anormalmente elevados durante el Cretácico medio. Técnicas que podrían revelar nuevos recursos naturales Los nuevos modelos cinemáticos proporcionados por GEOPLATE ayudan a apreciar mejor en qué medida influye en la deriva continental la velocidad de producción de corteza y de ampliación del suelo marino (fruto de la creación de corteza oceánica nueva a resultas de actividad volcánica). Por tanto, estos modelos podrían ayudar a explicar el proceso de movimiento de las placas que dio lugar a la desintegración del antiguo supercontinente de Gondwana. Además, el análisis de registros magnéticos marinos ha deparado modelos de edad que aportan datos muy notables; por ejemplo, las técnicas de GEOPLATE señalan que la corteza oceánica más antigua del mundo se encuentra en la zona oriental del Mediterráneo, pudiendo tener casi 340 millones de años de antigüedad. Pero la aportación del proyecto no se limita a comprender mejor el pasado; también ofrece herramientas que aplicar en el presente. Sabemos que el movimiento histórico de las placas tectónicas ha condicionado la formación de la litosfera, la biosfera, la hidrosfera, la criosfera y el clima planetario, todo lo cual ha tenido consecuencias fundamentales. Por ejemplo, al aportar datos sobre la formación de las cuencas de las márgenes continentales, GEOPLATE podría ayudar a localizar regiones que podrían alojar nuevos yacimientos minerales y de hidrocarburos.
Países
Israel