Hacia mejores modelos meteorológicos gracias a mediciones de la calidad del aire en el África occidental
El equipo del proyecto, que investiga la influencia de las emisiones antropogénicas y naturales en la composición de la atmósfera sobre el África occidental y sus efectos en la salud humana y de los ecosistemas, analizó el aire hallado encima de dicha región con la ayuda de aviones científicos y puestos ubicados en tierra. Según explicó el profesor Peter Knippertz, del Instituto de Tecnología de Karlsruhe (KIT), quien coordina el proyecto: «El aire encima de la región litoral del África occidental presenta una mezcla singular de varios gases traza, líquidos y partículas. Al mismo tiempo, en la atmósfera se forman frecuentemente cubiertas nubosas de múltiples capas que influyen en la meteorología y el clima de la zona». Estas partículas y gases tienen su origen en los vientos del monzón (que traen sal marina desde el sur), los vientos del Sáhara (que traen polvo desde el norte), las hogueras de carbón vegetal y la quema de basuras en las ciudades de la región, lo que se suma a las centrales eléctricas, el tránsito de buques, las plataformas petrolíferas y el uso de motores antiguos. El África occidental se está urbanizando a gran velocidad y registra una de las mayores tasas de crecimiento demográfico del planeta. A este crecimiento urbano desenfrenado, se suma una deforestación sin control en numerosos países de la zona, que se ha observado que ejerce una influencia muy nociva en la meteorología y la calidad del aire en general. Coordinación de la campaña Recientemente, el equipo del proyecto coordinó una campaña de mediciones con el fin de estudiar toda la cadena de impactos que ejercen las emisiones naturales y antropogénicas sobre la atmósfera del África occidental. En junio y julio de 2016 realizaron misiones específicas sobre esta zona tres aviones científicos: el Falcon del Centro Aeroespacial Alemán (DLR), la avioneta de hélices Twin Otter «Ice Cold Katy» de la British Antarctic Survey, y el ATR del Service des Avions Français Instrumentés pour la Recherche en Environnement (SAFIRE). Estas aeronaves fueron aprovechadas de distintas formas según sus características, pero todas portaban instrumentación comparable que permitió obtener un conjunto muy amplio de datos de referencia. La contaminación atmosférica no permanece allí donde se genera, sino que se extiende hacia el interior en un rango de hasta trescientos kilómetros. Por este motivo, las aeronaves siguieron los penachos procedentes de las grandes ciudades litorales de Acra, Abiyán, Lomé y Cotonú hacia el interior, en dirección a bosques, sabanas y el Sáhara. Como parte de esta campaña, los científicos también establecieron en el interior tres puntos de medición dotados de amplia instrumentación. Midieron las emisiones procedentes de las zonas urbanas y evaluaron información de índole sanitaria. Los climatólogos del KIT trabajaron sobre todo en Savé (Benín), donde emplearon la plataforma de mediciones KITcube. Este sistema de observación integra instrumentos que cubren todos los parámetros meteorológicos pertinentes y es capaz de medir un «cubo» cuya arista tiene una longitud aproximada de diez kilómetros, abarcando parte de la atmósfera. Al mismo tiempo se coordinó una amplia campaña con un globo meteorológico que se extendió por cuatro países del África occidental. Se realizó una planificación óptima de los vuelos de medición y las salidas del globo a partir de previsiones especiales obtenidas con el modelo COSMO-ART desarrollado por el KIT. «Curiosamente, los resultados preliminares indican que los penachos contienen proporciones grandes de materiales orgánicos», señaló Knippertz. Este hallazgo se relaciona con la quema de carbón vegetal, basuras y desperdicios agrícolas a temperatura baja. Las partículas procedentes de estos fuegos provocan una nebulosidad considerable en la atmósfera. Esta reduce la cantidad de luz solar que llega al suelo, lo que altera los patrones diarios de temperatura, viento y nubes. Además, las partículas del aire modifican la formación de nubes y gotas de lluvia en estas. Este proyecto —de cinco años de duración y programado hasta noviembre de 2018— seguirá estudiando los impactos de la composición atmosférica sobre la formación de nubes y la calidad del aire en el África occidental, evaluando los datos de las mediciones y desarrollando una nueva generación de modelos climáticos y meteorológicos. También se pretende poder emitir pronósticos más precisos para esta zona. Asimismo, el equipo del proyecto aspira a que los resultados sean aprovechables en otras regiones del mundo. Para más información, consulte: Página web del proyecto
Países
Alemania