Tendencias científicas: Descubren un planeta que podría albergar vida en la órbita de la estrella más próxima al Sistema Solar
El planeta, llamado Próxima b, tiene como mínimo un tamaño 1,3 veces el de la Tierra y muy probablemente sea rocoso, según la investigación publicada en la revista científica Nature. Se encuentra muy cerca de Próxima Centauri, a 6,9 millones de kilómetros aproximadamente (tan solo el 5 % de la distancia que separa a la Tierra del Sol). En consecuencia, Próxima b describe una órbita mucho más corta que la nuestra, concretamente de tan sólo 11,2 días (la octava parte del recorrido orbital de Mercurio). Por tanto, Próxima b se encuentra en una ubicación ideal, dado que Próxima Centauri es una enana roja fría, mucho más pequeña que nuestro Sol. Así pues, la «zona habitable» de Próxima Centauri se encuentra mucho más cerca de esta estrella que la correspondiente al Sol. Se deduce que Próxima b podría contener agua en estado líquido, la clave de la vida aquí en la Tierra, y por consiguiente, al menos en teoría, ello permitiría la existencia de vida en Próxima b. Es un descubrimiento apasionante, ya que constituye un gran avance en la búsqueda de vida extraterrestre, mucho mayor de lo que antes podíamos atrevernos siquiera a imaginar. ¿Cómo han logrado los astrónomos este descubrimiento tan fenomenal? Observaron continuamente Próxima Centauri durante el primer semestre de 2016 en el marco de la campaña Pale Red Dot. No veían directamente el planeta, sino que dedujeron su existencia del movimiento que realiza Próxima Centauri. En su órbita en torno a la estrella, la gravedad de este pequeño planeta ejerce una atracción sobre Próxima Centauri que provoca que ésta se «bambolee» sobre su eje. Estudiando esos bamboleos se pudo deducir la existencia de un planeta alrededor de Próxima Centauri. Si bien Próxima b orbita en la zona habitable de su sol, es probable que tenga un clima muy distinto al nuestro. Se cree que podría no tener estaciones, al estar tan cerca de Próxima Centauri, a raíz de lo cual estaría expuesto a un nivel de radiación mucho mayor que el de la Tierra. En caso de que exista agua líquida en ese planeta, quizás se encuentre únicamente en las regiones expuestas a su sol o situadas a lo largo de alguna especie de cinturón tropical. Ahora se pretende poder observar mejor este exoplaneta, con especial atención a sus condiciones atmosféricas. Si contuviera ciertos gases, como oxígeno y metano, ello sería un indicio de la posible existencia de agua líquida o incluso de vida biológica, lo que sería aún más emocionante. Si Próxima b pasase entre su estrella y la Tierra (lo que se denomina «exoplaneta en tránsito»), se brindaría una oportunidad óptima de estudiar el planeta más de cerca. Los astrónomos tendrían ocasión de estudiar de qué forma Próxima b atenúa la intensidad de la luz de su estrella, lo que les daría pistas sobre el radio y la densidad del planeta. Fijándose en cómo se filtra la luz de Próxima Centauri a través de la atmósfera de Próxima b, podrían también analizar los gases presentes en ese planeta. No obstante, es muy improbable que Próxima b llegue a realizar ese tránsito (las probabilidades son tan sólo del 1,5 %). A esto se suma el hecho de que Próxima Centauri es una estrella fulgurante, por lo que su brillo varía de forma impredecible. Otra opción es captar imágenes del propio planeta, pero ello no será tarea fácil, puesto que la luz de Próxima Centauri difumina fácilmente el planeta, aparte de que los astrónomos no cuentan actualmente con los tipos de telescopios necesarios para atravesar esa luz, una tecnología que probablemente esté fuera de nuestro alcance durante varios decenios aún. Pese a todo, este descubrimiento constituye un hito importante en la búsqueda de vida fuera de nuestro pequeño planeta, y es probable que mueva a muchos más astrónomos a estudiar más a fondo este nuevo planeta. A pesar de que se han descubierto cientos otros exoplanetas que, en teoría, suponen candidatos mucho más propicios para albergar vida biológica, el descubrimiento de Próxima b ha sido motivo de gran excitación por su formidable proximidad a la Tierra (apenas 4,25 años luz).
Países
Alemania