Avatares y robots para tratar disfunciones sociales
La esquizofrenia, el autismo y otras disfunciones sociales hacen sufrir a los pacientes y a sus allegados. Ahora, el proyecto financiado con fondos europeos ALTEREGO ha desarrollado un método clínico, una arquitectura informática y un software para ayudar a los pacientes a adaptar su comportamiento mediante la interacción con avatares y robots. En el proyecto ALTEREGO se dieron cita profesionales dedicados a ámbitos muy distintos, como médicos, psicólogos, psiquiatras, especialistas en informática y el movimiento humano, matemáticos y expertos en robótica. Su cometido es la rehabilitación innovadora de disfunciones sociales mediante el concepto de similitud, una teoría interdisciplinaria nueva que combina neurociencia cognitiva y del movimiento. Simulaciones mediante avatares La teoría de la similitud sugiere que resulta más sencillo interactuar socialmente con alguien que se parece a nosotros. Esta similitud puede ser morfológica (con forma de persona), del comportamiento (sus acciones) o cinemática (el modo en el que se mueven). En ALTEREGO se emplearon agentes artificiales como avatares y robots para manipular estos tres componentes en interacciones con los pacientes en tiempo real. Los investigadores trabajaron con cerca de cuarenta pacientes en la primera fase de este proyecto de tres años y medio de duración, grabaron sus movimientos con cámaras y crearon avatares en ordenadores mediante técnicas de realidad virtual. Mediante un juego de «espejos» en el que se manejan de forma sincronizada pelotas de colores y que se ha demostrado útil para potenciar el sentimiento de proximidad con alguien, el paciente y el avatar realizan por turnos una acción mientras se van introduciendo variables tanto en el juego como en el movimiento del avatar. «Todo el mundo se mueve de una manera muy personal, y mediante el empleo de variables aprovechamos esta circunstancia para transformar las similitudes en diferencias, transformando el avatar y procurando así cambiar paulatinamente el comportamiento del paciente», explicó el profesor Benoît Bardy, director del Centro Europeo de Investigación del Movimiento Humano (EuroMov) de la Universidad de Montpellier (Francia) y coordinador del proyecto. Colaboración con iCub Los pacientes también han trabajado con iCub, un robot humanoide desarrollado en otro proyecto de la UE denominado ROBOTCUB. Posee cincuenta y tres servomotores que mueven la cabeza, los brazos, las manos, la cintura y las piernas y es capaz de ver, oír y sonreír. «El robot es distinto. No es como el paciente, por lo que es posible comprobar las interacciones con alguien completamente diferente». En el proyecto ALTEREGO, cuyo objetivo es dar paso a una nueva generación de agentes sociales artificiales en la robótica de servicios, se han investigado temas básicos y clínicos de las neurociencias, se ha trabajado en modelización de la interacción, se han desarrollado técnicas de visión artificial e interfaces entre humanos y robots y se han evaluado distintos escenarios con pacientes antes, durante y después de las sesiones de entrenamiento. «Entendemos que es un proyecto muy delicado en el que lo principal es el bienestar de los pacientes, y por esta razón hemos solicitado continuamente permiso a los organismos éticos nacionales para realizar nuestras actividades», aclaró el profesor Ludovic Marin, científico principal del proyecto. Próximos pasos Los seis meses que restan del proyecto se dedicarán a aumentar la cantidad de pacientes de esquizofrenia hasta cien para controlar a largo plazo cómo evoluciona la interacción con los avatares. También trabajan en el desarrollo de software que pueda ser aprovechado por otros proyectos y confían ensayar en un futuro la tecnología con pacientes de autismo y otras fobias sociales. «También creemos en la posibilidad de desarrollar aplicaciones que los pacientes puedan utilizar en el hogar, quizá en una pantalla de televisión o en un sistema de cine casero, y realizar distintos ejercicios con su avatar para aprender capacidades sociales en periodos más prolongados», añadió el profesor Bardy. El proyecto ALTEREGO se puso en marcha en febrero de 2013 y estará activo hasta el 31 de julio de 2016. En él participan seis socios de cuatro países europeos y ha recibido de la UE una financiación de 2,9 millones de euros. Para más información, consulte: Sitio web del proyecto ALTEREGO
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