Nuevos chips fotónicos podrían cambiar la forma de enviar y almacenar los datos en Internet
Entre los usuarios finales que más podrían beneficiarse de estos chips, desarrollados en el marco del proyecto IRIS con la financiación de la Unión Europea, se encuentran los operadores de centros de procesamiento de datos (CPD). Los CPD albergan sistemas informáticos y los componentes relacionados, como sistemas de telecomunicaciones y almacenamiento, que aseguran el correcto funcionamiento de las empresas. Estas últimas dependen cada vez más de sus sistemas de información a la hora de llevar a cabo sus actividades. Las redes de CPD han de ser escalables y eficientes para poder conectar decenas o incluso cientos de miles de servidores. El auge de los sistemas informáticos en la nube (que permiten almacenar y procesar datos en centros de datos de terceras empresas) también ha incrementado la demanda de un espacio de almacenamiento más eficiente. Sin embargo, una de las principales dificultades a las que se enfrentan los CPD radica en los límites de la red de interconexión; esta circunstancia es precisamente lo que se pretende abordar en el proyecto IRIS. Los nuevos chips fotónicos emplean silicio como medio óptico en miniatura para la transmisión y el intercambio de datos a velocidades muy elevadas. La interconexión óptica que ofrecen los nuevos chips permite el envío y la recepción de enormes volúmenes de datos al mismo tiempo de una forma sumamente eficiente. Las interconexiones ópticas se comunican por medio de cables de fibra óptica, que poseen un ancho de banda muy superior al de los cables convencionales. Esta innovación reduce el consumo de energía y, al mismo tiempo, aumenta la capacidad, lo que se traduce en una disminución de los costes operativos para las empresas. Los primeros chips están en fase de pruebas y caracterización, y ya se ha demostrado que mejoran el rendimiento de la red. Investigadores de la empresa Ericsson en Pisa, Italia, que se encargan de coordinar el proyecto, ya han elaborado y presentado todas las solicitudes de patente pertinentes. Los socios industriales que integran el consorcio creen firmemente en la importancia estratégica de desarrollar ahora nuevas funciones que hagan posible la creación de nuevos productos en la era de la tecnología de redes móviles de quinta generación (5G). La próxima era del 5G aportará la capacidad necesaria para soportar el incremento previsto de las comunicaciones inalámbricas y el intercambio de datos. Se espera que esta ola tecnológica llegue en torno al año 2020 y debería perdurar hasta aproximadamente 2035. Independientemente de lo que termine siendo el 5G, y nadie está completamente seguro todavía, es improbable que se parezca a generaciones anteriores (el 4G, por ejemplo, comenzó como una forma de ofrecer a los usuarios de smartphones acceso rápido y sencillo a servicios de Internet como YouTube, Facebook y Netflix). Una de las predicciones relacionadas con el 5G es que incluirá más servicios para empresas; es justamente en este ámbito donde encajan los resultados del proyecto IRIS. La Unión Europea está realizando una importante inversión en el desarrollo del 5G para asegurar que Europa se sitúe a la vanguardia de esta tecnología y que las empresas europeas puedan beneficiarse de la demanda de nuevas aplicaciones y funciones. Está previsto que el proyecto IRIS, que cuenta con un fondo de 3,35 millones de euros de la Unión Europea, concluya a finales de 2016. Para más información, consulte: página web del proyecto IRIS
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