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Reducir a la mitad el consumo energético de los edificios públicos

BRICKER es un proyecto financiado con fondos europeos que pretende demostrar la manera de reducir a la mitad el consumo energético de edificios públicos como universidades, hospitales y edificios de la administración.

Mejorar la eficiencia energética de los edificios públicos mediante técnicas de retroadaptación puede ser trascendental con vistas a reducir la huella de carbono de Europa, pero hacerlo realidad no está exento de dificultades. Quienes trabajan en esos inmuebles no pueden abandonar sus puestos, por lo que se plantean problemas fundamentales como los relacionados con la seguridad y la salud en el trabajo y también con la alteración de su jornada laboral. No obstante, los logros alcanzados recientemente con un proyecto financiado con fondos europeos apuntan a que la retroadaptación de hospitales, centros educativos y servicios de la administración no solo es viable, sino que, además, podría deparar disminuciones drásticas del consumo energético (de más del 50 %). BRICKER es un proyecto muy ambicioso de cuatro años de duración (iniciado en 2013) que tiene en marcha obras piloto de retroadaptación en tres emplazamientos: un edificio de administración en España, un edificio universitario en Bélgica y un hospital en Turquía. Entre las soluciones propuestas hay fachadas hechas a medida, materiales aislantes innovadores y ventanas de altas prestaciones. En España, el proyecto piloto consiste en la reforma de unas oficinas de la Junta de Extremadura sitas en Mérida. En la retroadaptación se combinarán tecnologías que nunca antes se habían empleado conjuntamente. En concreto, el proyecto consiste en integrar colectores cilindro-parabólicos, una caldera de biomasa, una unidad de cogeneración de calor y electricidad basada en el Ciclo Orgánico de Rankine (Organic Rankine Cycle, ORC), un refrigerador por adsorción y una torre de refrigeración. Concluida la obra, se espera que este complejo de oficinas sirva como modelo para el resto de la comunidad y potencie así el uso de las energías renovables, y sobre todo de la solar y la de biomasa, ambas abundantes en esta región. Se preparará un plan de reproducción con el fin de evaluar las posibilidades de aplicar el modelo a otros inmuebles de la administración. En Bélgica se está realizando otra obra piloto en un grupo de edificios que pertenecen a la Universidad de Lieja. Como en España, los socios de BRICKER tienen el propósito de llevar a cabo una reforma escalable, reproducible y eficiente en cuanto al consumo energético de un edificio no residencial de propiedad pública. La meta es reducir el consumo de energía en un 50 %. En marzo de 2014 se celebró un encuentro en Lieja para evaluar los progresos y cerciorarse de la buena marcha del proyecto de cara a la consecución de los objetivos fijados. Juan Ramón de las Cuevas, coordinador de BRICKER, señaló que en el consorcio podía apreciarse claramente un nivel satisfactorio de intercambios y colaboración, y manifestó su complacencia con cómo evolucionaba el proyecto. En dicho encuentro, los delegados hicieron una visita guiada por las dependencias universitarias y recibieron información sobre las tecnologías que se aplicarían durante los trabajos. Estos visitantes tuvieron ocasión de consultar los planos de la obra de reforma que se está realizando en el sistema de distribución del calor y en las calderas de gas, y también los relativos a la instalación de ventanillas de ventilación y a sistemas eléctricos eficientes desde el punto de vista energético. El último emplazamiento de BRICKER es un edificio de un hospital universitario ubicado en la población turca de Aydin y perteneciente a la Universidad Adnan Menderes. Esta obra piloto consiste en instalar recubrimientos ligeros sobre las fachadas, sistemas de recuperación de calor y paneles solares parabólicos. En el año trascurrido desde que diera comienzo BRICKER, los propietarios de los emplazamientos piloto se han ocupado del proceso de adquisición pública, organizando licitaciones destinadas a la compra de los equipos y materiales pertinentes. Se calcula que la inversión en las nuevas tecnologías supondrá no más del 20 % del coste total de construir un edificio nuevo equivalente en la misma ubicación, y que esa inversión se amortizará en un plazo aproximado de siete años.

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España